UNDRESSED {Camren}

C I N C U E N T A Y DOS. (FINAL)

Camila's POV

45 MESES DESPUÉS

- ¡Laureeeeeen! ¡Bruno necesita un buen baño! - comenté en un grito, sin ser alarmante. Mi hijo era la cosa más preciada que habíamos tenido Lauren y yo, él superaba todos los problemas. No importaba lo mucho que discutiéramos, nuestro hijo y el amor por él siempre nos hacía sentir más fuertes para superar cualquier tipo de problema, y es que, desde que Lauren había agarrado el hábito de dejar su toalla húmeda sobre nuestra cama, sin extender, los problemas eran más constantes porque eso me podía sacar de quicio por las mañanas al despertar.

Lauren sólo se burló de mí la primera vez, hasta que se dio cuenta de que eso realmente me molestaba, por lo que dejó de hacerlo, o intentó dejar de hacerlo. Bufé ante el simple recuerdo. Joder, Lauren me podía volver loca de amor y loca de enojo.

Los pasos continuos de mi mujer, que llegaba corriendo desde la cocina hasta el baño que se encontraba en segunda planta se hicieron resonar haciéndome saber que estaba llegando. Cuando la vi entrar me reí, tenía tomate en el rostro, seguro había estado haciendo un poco de pasta para cenar. Dios, apenas pensé en la pasta y me di cuenta de que estaba hambrienta. Y mi estómago también.

- Parece que alguien tiene hambre. - dijo Lauren en referencia al estruendoso sonido de mis tripas.

- Bueno, parece que alguien tiene algo de tomate en su mejilla. - ambas reímos tras eso en un volumen bajo, y me acerqué a darle un besito en la misma, aprovechando para retirarle el puré de tomate.

Las palmaditas en el agua se hicieron presentes por parte de nuestro pequeño loco, y comenzó a juguetear con el pequeño pato de hule que Lauren le había logrado conseguir desde que era muy pequeño. Jamás podíamos meterlo a bañar sin que tuviera su pequeño Hugo a lado, o más bien, bajo el agua jabonosa.

Una vez Bruno en el agua junto a Hugo, dejé a Lauren a cargo tras darle un par de besos en la mejilla y a mi niño otros dos más en su frente, con esa piel tan suavecita, como la de mi mujer. Era una locura que Bruno tuviera el mismo color de ojos que la mujer de mi vida. La genética siempre resultaba una locura. Todos tenían que ver con todos. Gracias a Dios, Chris tenía ese gen bien presente. Cada que veía a Bruno, era como ver a una pequeña Lauren, sólo que en masculino. Bruno era nuestra bendición más grande.

Dejé el cuarto de baño casi sin querer, era tan malditamente tierna la escena que podía presenciar. Lauren y mi Bruno, juntos. Me los comía. Eran preciosos los dos, y la actitud de Lauren al estar con él me sorprendía, era de lo más cariñosa y el idioma nuevo que hablaba con él era precioso. Me fui con un suspiro, queriendo seguir ahí.

Fui a preparar la pasta, terminar de hacerlo porque en sí, Lauren tenía ya todo completamente hecho. El puré de tomate preparado y la pasta ya estaba blandita. Mhm, joder, olía tan maravillosamente. Esperaba no arruinar todo el proceso. Sonreí ampliamente y luego de preparar la cena de Bruno, serví nuestros platos aparte.

Una vez terminado, subí las escaleras, y me dirigí a con mi familia, viendo a Bruno enredado en su bata de osito, que llevaba una linda gorrita encima. Sonreí inevitablemente, Lauren la había comprado recientemente y hasta ese momento, la estaba estrenando, él estaba bastante emocionado al verse con algo así encima. Sus aplausos y risitas lo demostraban.

- Ositooooooo, ¡qué guapote luces, mi niño! - le dije emocionadísima, me encantaba verlo. Verlo feliz, verlo riendo y emocionado.

- Mami Loden me lo trajo y ahoda soy un oshito rudo. - Lauren soltó una risotada que yo seguí. Mi niño era un renegón a veces como su madre de ojos verdes, igual de loco, y enojón, pero sin duda, jamás podría ser rudo una cosita tan tierna.