C U A T R O

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Me había quedado dormida poco después de media hora, y cuando desperté me di cuenta de que estaba acorrucando mi cuerpo contra el de Lauren. Con los ojos una vez ya abiertos, vi que ella seguía viendo la película que habíamos puesto al terminar "el diario de una pasión, en la cual volvía a llorar como magdalena. Aún creía tener los ojos bastante hinchados como para abrirlos. No quise que se diera cuenta aún de que estaba despierta, pues quería seguir igual de cerca de su cuerpo.

Cuando dirigí mi mirada hacia el televisor pude ver un beso entre dos mujeres, uno realmente magnífico, que me hizo erizar la piel. Donde claramente podía distinguir ambas lenguas de ambas mujeres. ¿Así besaría Lauren o lo haría mejor? Me pregunté internamente y me di cuenta de que ya era hora de que tenía que terminar con esas absurdas ideas. Era suficiente, Camila.

- Camila. - murmuró Lauren mirándome sin saber si estaba o no dormida. - Te quedaste completamente dormida. - se inclinó a besar mi frente. Sus labios sobre la piel de mi frente me marearon y me hicieron gemir ligeramente, casi inaudible. Pude luego distinguir que la película de las chicas besándose era Loving Anabelle. Había ya antes visto esa película. Era muy buena.

- Lo siento. – me disculpé y Lauren me miró con atención a los ojos, yo hice exactamente lo mismo con ella. - Jamás había visto unos ojos tan increíbles como los tuyos. - le confesé y vi cómo ella sonrió ampliamente. Era todo eso verdad. Sus ojos eran impresionantes. Preciosos sin duda, y estaba segura de que ella estaba consciente de aquello.

- Joder, gracias. Me podría acostumbrar fácilmente a tus halagos. Sonrió aún más. - Entonces ahora, ¿soy guapa, agradable y tengo los ojos más increíbles que hayas visto? - me pregunto bromeando como siempre lo solía hacer, sacando de nuevo a plática lo que había dicho unas horas antes.

- Bueno sí. - me encogí de hombros. - Todo eso es cierto.

- Entonces ahora me toca decirte a ti que eres una belleza y...que tienes el culo más perfecto que haya visto. - me dejó sin aliento. ¡Wow, Lauren! No sabía si tomar eso como una broma o como un gran cumplido, así que sólo me reí impresionada por lo que había dicho y la miré negando con la cabeza.

- Gracias, Lauren. Supongo. - giré los ojos en manera de broma.

Lauren se levantó de la cama para ir por un bote de helado que ella había comprado antes de llegar al apartamento. Se acercó a la cama y me dio una cucharada de éste en la boca. No me quejé, sabía bastante bien.

- Mierda, esto sabe delicioso. – asintió frenéticamente con una sonrisa amplia.

- Sí. Me dio docenas de esto un amigo suizo, que también está metido en el negocio, ¿sabes? - jugó con el bote de helado, revolviéndolo. No me convencía aún la idea de que la mujer de ojos claros y bonitos se dedicara a eso. Me ponía nerviosa.

- Lauren, ¿tienes mucho trabajando en eso?

- ¿Con lo del tráfico de drogas? - me dijo divertida sabiendo que estaba nerviosa, yo asentí. - Desde que nací, podría ser. Mi padre es uno de los capos más importantes, Mike Jauregui, pero él vive en México. Nos mandó a América para que nosotros, Chris y yo cuidáramos las rutas de California y Texas. - tragué saliva. Dios.

- ¿Chris? - la miré casi con la boca abierta.

- Sí, Chris hace lo mismo que yo. Aunque él es miedoso, así como tú. - me dijo burlona y me besó la frente, para luego abrazarse a mí, y fue un gesto que disfruté de su parte. No me podía negar. Intenté sonreír para no hacerla sentir mal pero ese intento fue más como una grande y bien torcida mueca de desagrado por su trabajo. - Camila, mientras tengas cuidado de no meterte en las rutas de otros carteles, todo va excelente. No me hagas esos gestos.

UNDRESSED {Camren}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora