- ¡Camila, ya basta! - grité riendo a carcajadas. Había sido impresionante cómo la relación entre Camila y yo se había vuelto tan fuerte. Las manos de la morena se estaban moviendo contra mí bastante hasta provocarme una risa que era difícil de disimular. Mi vientre era una zona bastante sensible. Me daban pequeñas descargas eléctricas cuando ella me acariciaba en esa parte.
La tomé por las caderas en la primera oportunidad que tuve y rodé con ella sobre la cama haciéndola soltar risas locas, locas como ella. Finalmente la dejé debajo de mí, teniendo yo el control de todo, de todo lo que podría llegar a pasar.
Limpié una mancha de chocolate que tenía mi mujer debajo de la comisura derecha de su labio y riéndome se la quité con los labios. Me alegraba que estuviera sucia para yo poder limpiarla.
- Te amo, Lauren... - la escuché soltar de repente y vino a mi mente al instante la vez que por primera vez le había dicho que la amaba. Yo lo sentía desde hacía mucho, y me di cuenta hasta la vez la tuve que perder. Habían sido días interminables. Meses eternos. 7 meses que parecían no acabar.
- Te amo, Camila... - le dije mientras acariciaba su frente, en donde se encontraba un lunar que siempre me había vuelto loca. Era tan tierno, tan pequeño y estaba en un lugar tan oculto, que era de las pocas personas que lo conocía. Justo en donde se unía su cabello, en el inicio de su frente.
- ¿Qué ves? - la vi sonrojada, divertida mientras comenzaba a cubrir su rostro con sus propias manos.
- Quita las manoooooos. - comencé a hacer morros y pucheros, lo que la hizo reír aún más, aunque no estaba segura si era debido a la vergüenza que le daba que la viera fijamente o mis anteriores acciones.
Camila era tan hermosa, tan delicada y con facciones tan jodidamente finas que era imposible no fijarse en ella. Camila de seguro era una niña pequeña preciosa hace unos años. Me reí ante la imagen de una pequeña Camila. Oh... una pequeña Camila. ¿Qué hacía pensando yo en algo como eso? No podía negar que sería encantador tener una pequeña niña igualmente hermosa que ella, pero ese punto no estaba incluido en los planes de mi vida. En los de Camila sí.
- ¿Te gustaría tener una hija? - pregunté de repente a la mujer que se encontraba debajo de mi cuerpo.
Su rostro se tensó primero, pero me dejó ver una sonrisa llena de ternura. Sus ojos al instante brillaron, y a consecuencia mi corazón latió con más fuerza.
- ¿Contigo? - soltó y mi corazón estuvo a punto de explotar con esa última palabra.
Fui yo ahora a la que el rostro se le enrojeció. Estaba avergonzada de haber dejado a mi boca hablar. Jamás había pensado en un futuro con alguien. Siempre había vivido sola, aparte de mis padres. No me gustaba compartir mi espacio, mi mundo pero con Camila todo era diferente.
Estaba agradecida de todo lo que había hecho. Me sentía incluso bendecida luego de haber visto tan de cerca la muerte. Ella siempre había estado ahí para mí.
- ¿Qué sucede? - preguntó entre risas la de ojos marrones.
- No lo sé... es que sería... sería increíble. Jamás había... no sé, pensando en algo que viniera a futuro, Camz.
- ¿Te gustaría que me embarazara? - mordió su labio y no pude evitar besarla mientras asentía frenéticamente.
La tomé por las caderas y la pegué bien hacia mi cuerpo.
- Si pudiera embarazarte yo... lo haría ya mismo... - su boca se abrió para mí dejándome escuchar un gemido bajo saliendo desde sus seductores labios.
- Nada me gustaría más, Lauren...
- Voy a hacerte el amor, Camila... voy a hacerte mía...
- Ya soy tuya... completa y únicamente tuya...
Poco a poco, la ropa fue cayendo al piso. El cuerpo que tenía Camila era digno de un ángel. Cada porción de cuerpo la tenía en su lugar. Había aprendido a vivir por ella, y ella, era seguramente la más preciada mujer que había tenido en mi vida. Camila era todo lo que tenía ahora.
Esa noche terminamos haciendo el amor, demostrando lo mucho que valía la una para la otra. Estaba encantada con la mujer que había tendida en mi cama, con las piernas abiertas ante mí. Siendo satisfecha por mí. Sus dedos se enredaron en los mechones negros de mi cabello, mientras soltaba gritos y gemidos que inundaban la habitación y me alentaban a seguir más. A succionar con una fuerza mayor su centro más sensible, en el que habitaban la cantidad más grande de nervios, y mandaban descargas eléctricas a cada rincón de su cuerpo.
Sus piernas se tensaron alrededor de mi cuello, y ahí me di cuenta de que estaba a punto de venirse. Me reí divertida en su centro y luego ella me dio una patada para hacerme callar, al contrario me reí más. Me divertía la manera en la que me era tan fácil hacerla tener un orgasmo. Luego de haberle dado el primer orgasmo de la noche, Camila me hizo volver con ella para abrazarme. Me besó los labios, haciendo que le diera a probar su propio sabor.
- Necesito estar entre tus piernas... - me dijo, en un ruego.
Mordí mi labio con deseo por la morena. Me quitó en un rápido movimiento para ponerme debajo de su delgado cuerpo. Me dio una nalgada que me hizo sonreír ampliamente, soltando un gritito.
- No seas salvaje. - le dije amenazándola.
Me vengué de ella embistiendo mis caderas contra las suyas. A consecuencia soltó un alto gemido, mostrándome un gesto lleno de lujuria.
- No hagas eso más... si no no respondo.
- Claro que responderás, me responderás con gemidos, y con otro increíble orgasmo.
Su cuerpo tembló ante mí cuando rocé mi rodilla en su entrepierna y lo seguí haciendo por un rato más. Jaló de mi cabello de la misma manera en que lo hacía cuando estaba haciéndole un increíble oral. La tomé por el culo y la acomodé bien para hacer que nuestros coños se empalmaran. Sin poder detenerme más, comencé a frotarme, moviendo mis caderas hacia atrás y hacia delante, sin parar. Primero lento, jodidamente lento y luego más a prisa. No tenía límites a su lado.
Los gemidos de ambas se extendieron por toda la habitación, llenando la misma de un aroma a sexo increíble que llenaba mis fosas nasales y me hacía querer moverme con más fuerza. Su clítoris y sus húmedos pliegues estaban conociendo cada vez mejor a los míos, estábamos al borde ambas. Lo supe cuando vi sus brillosos ojos, como si me estuviera hablando por medio de su angelical pero caliente mirada.
- Córrete conmigo, Camila... - le pedí.
Perdimos el control. Mi vista se nubló y no pude atrasar el orgasmo, a amabas nos llegó como una ola. Quemó mi cuerpo, mis entrañas y sentí que por un corto periodo de tiempo fui hasta el cielo, para finalmente bajar hasta la tierra.
- Te amo... - susurré a Camila, quien al escucharme sonrío ampliamente.
La abracé para ponerla bien cerca de mí y le besé la sien, hasta sentir que su respiración comenzó a sentirse pesada, cada vez más lenta.
Dormimos toda la tarde, fue una siesta bastante larga. Nos despertamos debido al timbre de la casa que se comenzó a escuchar. Yo fui la que me levanté porque no quería que Camila se fuera a asomar a la calle cuando apenas podría alcanzarse a poner algo de ropa. Tomé unas bragas limpias y me las puse, agarré una blusa y un short sencillos y salí corriendo hacia la puerta para ver de quién se trataba.
Cuando abrí la puerta casi se me sale el corazón. Estaba mi madre. Clara se encontraba ahí. Abrí los ojos verdes como platos, ¿qué se suponía que hacía allí? A menos que viniera a buscar a Camila, no tenía nada que hacer ahí. Desde que habíamos llegado a México, Camila había aprendido a llevarse bastante bien con mi madre. Me asustaba pensar que Camila pudiera saber todo el infierno que le hice pasar a mi madre, sería vergonzoso, aunque lo más seguro era que ya supiera. Lo bueno de eso era que Camila a pesar de saber todo, seguí allí conmigo.
ESTÁS LEYENDO
UNDRESSED {Camren}
ФанфикшнCamila conoce a Lauren Jauregui en un club nocturno, la atracción se hace presente desde el primer instante. Distintas problemáticas como que el hermano de Lauren, Chris, se enamora de Camila, y que Lauren sigue enamorada de una persona muerta inter...
