UNDRESSED {Camren}

V E I N T I N U E V E

Tomé mi toalla en la mano para después caminar hacia el cuarto de baño. Tenía frío, y moría por meter mi cuerpo tenso en el agua caliente. Toda la noche me la había pasado entre los brazos de Camila pero igual eso no me bastaba. Seguía con un frío impresionante en mi interior.

Mi teléfono comenzó a vibrar, por lo que lo busqué en todos los lados posibles en que un teléfono celular podría estar. Entre las cobijas, en los sillones, en los burós, entre las bragas de Camila. Bueno, saliendo del baño sin ninguna toalla encima, ya que la que anteriormente tenía me quedaba lejos y me había dado pereza caminar a buscarla, miré hacia la cama y me di cuenta de que Camila seguía dormida. Me hubiera quedado mirándola así por horas. Camila era una mujer bellísima. Pero tal vez la llamada podía ser importante.

No me importó contestar enfrente de la morena, ya que se encontraba dormida y meciéndose aún entre los brazos de Morfeo. Lo podía saber debido a sus pesadas respiraciones. Volteé mi cara hacia el celular que sostenía ahora en mis manos y me di cuenta de que la foto en la que Sandra aparecía con un gran escote, estaba mostrándose en mi pantalla. Mierda, iba a cambiar eso luego.

- ¡Lauren! - escuché rápidamente luego de que pudiera deslizar el estúpido botón verde hacia la derecha. La voz de Sandra me gustaba. Era profunda, encantadora. Contrario a su personalidad.

- Hey... - contesté casi sin muchos ánimos, con pereza aún luego de apenas haber despertado.

- Vine a visitarte, pero estoy tocando en tu puerta y no estás.

- Dios, Sandra. Estoy justo ahora en Italia, estoy en un viaje de negocios. - y de placer, dije para mí misma, ya que la noche anterior no habían sido precisamente negocios los asuntos que tratamos Camila y yo entre las sábanas.

- Oh, ¿en serio? Mierda, Lauren. Pudiste haberme avisado y habría estado lista para acompañarte.

- De hecho, Camila está aquí conmigo.

- Camila... ¿la chica morena que es idéntica a Sam?

- Sí, ella justamente. – todos se daban cuenta.

- ¿Y qué? ¿Están juntas ahora? Ya sabes como pareja. - dijo en un tono casi burlón que no logró nada más que hacerme enfadar.

- No creo que eso sea mucho de tu incumbencia. - le dije luego.

- Ya, ya. Como sea. ¿Dejaste ya la cocaína?

- No he... no he inhalado, de hecho. - mierda, el simple hecho de recordar que hubiera caído me hacía sentir más frío del que previamente había sentido en la ducha.

- Eso me parece bien... bueno, ya sabes, por ti. Yo en realidad no pienso dejarla. Es como...mi pareja permanente. Casi estoy casada con ella.

- Dios, eso es estar enferma. - dije rápidamente luego de haberla escuchado y sentí la mirada de la chica de mi cama clavada en mí. Me di la vuelta y vi cómo sus ojos de estar abajo viendo mi culo habían subido rápidamente hacia mis ojos hasta bajar nuevamente a mis tetas. Me mordí el labio y negué con la cabeza divertida. Sabía que me deseaba tanto como yo a ella. - Escucha... me tengo que ir. Estoy bastante ocupada aquí con unos... negocios. - vi a Camila sonreír pero al mismo tiempo avergonzarse tapándose el rostro con ambas manos. Me arrojó una almohada con un tanto de fuerza y me hizo soltar una profunda carcajada. Olvidé la idea de bañarme, porque simplemente quería estar sobre ella, besándola y acariciando su cuerpo. Tal vez ambas podríamos estarnos bañando.