UNDRESSED {Camren}

D I E C I S I E T E

*Contenido explícito*

Lauren y yo llegamos a casa gracias a Sofía pues ninguna estaba en condiciones de siquiera pensar tomar el auto para conducir una hora, sólo ella. Sofía no bebía, lo había dejado desde que su vida se había vuelto una mierda gracias al alcohol y casi moría por una ingestión.

Una vez llegamos a la hacienda, nos pudimos ir solas hasta la habitación que compartiríamos. A esa altura cualquier estupidez que Lauren dijera me hacía reír a carcajadas. Me tiré a la cama luego de haberme lavado la cara para quitarme todo el maquillaje que me había puesto y volteé a ver a Lauren.

- La magia se fue. - le dije divertida refiriéndome al maquillaje y ella me tomó por la cintura. Me besó sin decir nada más. Abrí ligeramente la boca para que se adueñara de ella y entre gemidos leves de parte de ambas intensificamos el momento. Su aliento olía a alcohol mezclado con un poco de tabaco, verla fumar había sido realmente excitante, se veía tan sensual. Por alguna extraña razón ese sabor y lo dulce de sus labios mezclado me estaba embriagando.

- Lauren... - murmuré despacio cuando sentí cómo comenzaba meter su mano debajo de mi vestido. Me estremecí.

- ¿Mmm? - no detuvo sus movimientos y la verdad que quería que siguiera. Procedí a desabotonar sus jeans desgastados y ella me sonrió sin despegarse de mi boca.

Quería estar con ella. Y aunque me sintiera de lo más idiota por hacerlo luego de que ella hubiera besado a alguien más, la verdad fue que no me pude resistir a sus encantos. Ella sabía cómo manejarme y a mí realmente no me importaba. Succioné su labio despacio y lo chupé. Me puse encima de ella y luego me alejé para mirarla fijamente. Sus ojos estaban más verdes de lo normal, eran completamente oscuros y era debido a su excitación. Su expresión era una total muestra de lujuria. Me deseaba, lo sabía. Y yo disfrutaba sabiendo que ella me quería para ella sola.

- Quítate todo de una puta vez. - me ordenó y no pude evitar reír ante la fuerza con la que lo dijo. Me levanté de la cama y comencé a menear mis caderas al mismo tiempo que movía mi melena de cabello hacia un lado y hacia al otro.

Fue de repente como si la habitación se hubiese llenado de música y yo no pudiera dejar de bailar. La mirada descarada de Lauren seguía mi vaivén. Disfrutaba de su atención centrada en mí. Pude ver que estaba deseándome cada vez más, y que se estaba comenzando a desesperar por ver más piel, así que no quise hacerla sufrir más y comencé a dejar caer el vestido lentamente por los hombros, dejando a la vista un bonito sujetador blanco y unas bragas del mismo color en conjunto.

- ¿Te gusta lo que ves? - Lauren asintió, me hacía sentir vanidosa el hecho de tenerla así, casi hipnotizada por mis movimientos.

- No podría gustarme más... - confesó y yo sonreí ampliamente. - Ven aquí... - me pidió y yo negué con la cabeza divertida. - Anda...ven... - dijo riendo y me extendió las manos, obedecí después y me acerqué a ella. Al instante Lauren desabrochó el sujetador con una habilidad magnífica, rápido y con una sola mano.

- Vaya, cuánta experiencia. - me burlé y terminó sonriendo retirándome luego la tela superior. Pude ver sus pupilas dilatarse ligeramente al verme los pechos, tuve un impulso de querer cubrirme, pero estaba tan borracha que no le hice caso a mi cuerpo. Lauren al instante extendió sus manos hacia mis senos y la vi sonreír mientras los tocaba y masajeaba. Sus manos eran cálidas, demasiado suaves y las sentí de repente haciéndose cargo de mis dos pequeñas protuberancias. Jadeé despacio y me agarré de sus hombros porque juraba que si no lo hacía, me iba a desvanecer.

- Desnúdate... - le pedí casi en una súplica.

- No...Aún no. – se inclinó hacia uno de mis pechos el cual comenzó a besar como ya lo había hecho antes. Primero dio besos alrededor de la piel sensible y luego se hizo cargo del pezón, que ya para esas alturas estaba erecto. Sentí su boca succionarme, chuparme y no pude evitar gemir de nuevo. Se sentía tan bien, era casi alucinante. Bajé mis manos por su cuerpo y apreté ligeramente sus pechos por encima de la ropa, queriéndole así hacerle saber que me moría por tocarla también. Pareció no importarle y prosiguió sus besos ahora con mi otro pecho que igualmente ya estaba sensible. No dejó el otro sin atención, comenzó a masajearlo con su mano libre e internamente lo agradecí.