Capítulo 7 (parte 3)

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Observo la pista viendo como unos aviones aterrizan, mientras que otros se preparan para despegar. Sonrío al ver a una señora besando el suelo al bajarse del avión. Seguro que estará feliz de llegar sana y salva a tierra.

Aparto la mirada del cristal y observo como una chica se abraza efusivamente a un chico, y por el fugaz beso que comparten me hago a la idea de que serán pareja. Las mejillas de la chica están empapadas por lágrimas de felicidad. Al verlos imagino como será su relación. ¿Su novio volverá de viaje o vive en otro país? ¿Mantendrán una relación a distancia? Siempre he sentido que las relaciones a distancia son las más fuertes. Muy pocos consiguen que duren para siempre, ya que no saber cuando será la próxima vez que verás a tu pareja es horrible. Y sin saber si la persona te será fiel, o se acostará con toda persona que se le ponga por delante.

Yo nunca podría mantener una relación así, cada día me comería la cabeza dudando de si cuando hablaríamos por Face Time al terminar la llamada se iría a follarse a alguna.

Aparto lo mirada cuando veo que el beso empieza a volverse más sensual. Saco el móvil del bolsillo del mono y veo que marca 15:47. Miro el cartel donde anuncian las salidas y llegadas de los vuelos, y observo que el nuestro pone que se retrasa, pero no especifica cuanto tiempo. Resoplo. Muevo los pies de un lado a otro, estos tacones me están matando, pero al moverlo no noto el dolor.

Busco con la mirada a Christian y lo encuentro apoyado de lado en una columna hablando por teléfono. Su expresión es seria y mueve las manos como si la persona que estuviera al otro lado de la línea pudiera verlo.

Observo como las mujeres que pasan a su lado se quedan mirándolo embobadas, y no las culpo porque yo tengo la misma cara de estúpida enamora cada vez que le miro. ¿Estúpida enamorada? Joder. No puedes estar enamorada de él, casi ni le conoces Alba.

Aparto esos pensamientos de mi mente y me prohibo volver a pensar en ellos hasta que volvamos a Londres.

Christian sigue hablando por teléfono y me pregunto que será tan importante para que lleve casi media hora pegado al aparato. Le dicen algo que le alegra, ya que una sonrisa de oreja a oreja ilumina su cara. Su mirada se cruza con la mía y se muerde el labio inferior. ¿Qué me estoy perdiendo? ¿Con quién demonios está hablando?

Me aproximo hasta él esquivando a las personas que caminan con prisa por el aeropuerto. Veo como Christian corta la llamada antes de que llegue. Vaya, eso ha sido raro. ¿Estaría hablando sobre mi?

—¿Vas a seguir deleitando a la gente con ese culazo por mucho más tiempo?— Se toca la nariz con el dedo índice mientras se ríe. ¿Por qué siento que no me estoy enterando de nada?

—¿Y tú vas a seguir apoyado en esa columna luciendo como un modelo de portada?— me mira relamiéndose los labios y yo le dirijo una mirada de desaprobación.

Desbloqueo la pantalla del móvil y me dirijo a la cámara. Aprieto el botón un par de veces y me quedo maravillada por el resultado.

—No es justo, pareces recién salido de una portada de Vogue.— digo enseñándole la foto enfurruñada. —¿Por qué eres tan guapo? ¿Ves? Guapo ni siquiera te define, eres algo más. ¿Estás seguro de que eres humano? Puedes fiarte de mi, no diré nada. — Observo a los alrededores para cerciorarme de que nadie nos escucha.— ¿Eres un alien?— susurro.

La estruendosa carcajada proveniente de Christian hace que de un brinco. No me esperaba esa reacción. Esa belleza no es humana, no me engaña. Es un jodido dios del olimpo, demasiado perfecto para ser humano.

—Alba nunca me dejarás de sorprender con tus ocurrencias. ¿Alien? De momento no soy viscoso y verde, pero cuando note algún cambio en mí serás a la primera que llame. — Dice riéndose a carcajada limpia mientras se limpia las lágrimas de las mejillas de los ojos. —Eres increíble.

Mi PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora