Levanto la vista del plato y me encuentro con los hermosos ojos azules de James, es como si dentro de ellos tuviera un océano qué con su estado de ánimo cambia de intensidad, al igual que al mar le ocurre con el tiempo. Son enigmáticos, es esa clase de mirada que querrías ver todos los días al despertarte, que cuando te hiciera el amor lentamente no apartara la mirada ni un solo segundo de ti.
Aparto la mirada rápidamente por el camino que están llevando mis pensamientos, y tengo que apretar los muslos para contenerme. La sola idea de imaginarlo tumbado encima de mí me produce un cosquilleo por todo el cuerpo. A mi mente empiezan a llegar los recuerdos de lo ocurrido anoche y es entonces cuando la vergüenza empieza a invadir cada centímetro de mi cuerpo. Esta mañana era consciente de lo que había pasado, pero con todo lo que había escrito esta tarde se me había olvidado por completo.
Y ahora está sentado enfrente de mí como si nada hubiera pasado entre nosotros, y por muy egoísta que resulte, me enfado momentáneamente. Se lleva el tenedor a los labios y muerde con rudeza el trozo de atún y lo saborea lentamente. Sus ojos me observan sin perderse detalle de mi reacción. Sabe que me tiene cautivada, que haría cualquier cosa por él, y ese es el problema, que no le puedo engañar. Para James soy un libro abierto y no hay ningún detalle que se le escape.
«MALDITO GILIPOLLAS ARROGANTE »
Le miro intentando resultar intimidante, y el muy cabrón se pone a sonreír, y tengo que agachar la cabeza para que no vea la estúpida sonrisa que tengo dibujada en mi rostro.
—¿Sabéis cuál ha sido la excusa de Alba esta vez? — anuncia Lydia esperando atentamente a ver si hay alguna respuesta entre los presentes.
Mi cara se pone roja como un tomate y le hago señales a Lydia para que mantenga esa boquita cerrada, pero sé que es imposible pararla. James me mira inquisitivamente tratando de entender por qué me he puesto tan colorada. Todos me miran atentamente sin entender mi reacción.
—Me ha dicho que le ha entrado un calentón en la ducha y que ha tenido que masturbarse— .dice riéndose y los demás la acompañan al unísono.
Todos se ríen ya que saben que soy demasiado tímida como para hacer algo así, aunque eso ha cambiado desde anoche, y todo gracias a ese dios griego que me mira de esa forma tan dominante y que de pronto toda sonrisa ha desaparecido de su cara, y ahora su semblante es demasiado serio, amenazador.
—¿Por qué no me acompañas a por el postre, Alba?— .dice en ese tono autoritario que me pone los pelos de punta.
Me levanto de la silla y sigo sus pasos hasta la cocina mientras los demás siguen desternillándose, aunque en el fondo sé que a Emily le hubiera gustado presenciar ese momento. La pregunta de si me amiga sería bisexual llevaba unos días rondando por mi mente, aunque no tenía el valor suficiente de preguntárselo.
En el corto trayecto hasta la cocina mi mirada se clava en su precioso culo, y me siento triste por un momento por no haber visto aún su culo desnudo. Me gustaría mordérselo.
Cuando llegamos a la cocina se acerca a la nevera y saca una bandeja con pasteles, mis caderas están pidiendo a gritos calorías. Me apoyo en la encimera mientras veo como él los coloca con sumo cuidado en unos platos. Está realmente concentrado en esa tarea, y parece que se le ha olvidado por completo mi presencia.
Miro mis botas maravillada por la hermosa obra de arte que abraza a mis pies, aunque en realidad tengo unas enormes ganas de descalzarme y sentir el frío de los azulejos para que me alivie el dolor que estos me están causando; pero comparado con el dolor que tengo entre mis piernas, esto no es nada de lo que me tenga que preocupar.
Unos tenis Nike aparecen en mi campo de visión, y no me atrevo a subir la mirada, él hace que me sienta como una niña pequeña a su lado. Siento como posa sus manos en mis caderas y un fuego abrasador se instala en esa zona. Me acaricia lentamente y esos movimientos van directos a mi clítoris, que solo busca un poco de fricción.
Mis caderas se mueven al compás de sus caricias y mis manos van directas al botón de su pantalón, pero me las aparta de un manotazo, y sisea.
Le miro directamente a los ojos y estos están completamente oscurecidos por el deseo. Me agarra fuertemente de las caderas y me deja desprevenida al sentarme de pronto en la encimera.
Ahora nuestros ojos están a la misma altura. Me abre las piernas y se coloca entre ellas. Acerca sus manos hasta mi culo y me arrima hasta que ni un centímetro separa nuestros cuerpos. La sensación de su falo duro contra mi clítoris es demasiado placentero y echo la cabeza hacía atrás soltando un fuerte gemido.
—¡No hagas ruido!— ruge ferozmente.
Intento contener los gemidos y lo único que consigo es que mi respiración se vuelva cada más y más sonora. James me agarra fuertemente del pelo y tira de mi cabeza hasta que nuestras narices están juntas. Los dos respiramos descontroladamente y nuestros labios chocan desesperadamente intentando transmitirnos todo esto que sentimos. En la habitación solo se escucha el ruido de nuestros besos desenfrenados, y cada vez me aprieta más para restregar su polla contra mi coño.
Le tiro fuertemente del labio y su mano derecha va directa hasta mi coño tratando se darme placer a través de la ropa. Mi lengua se abre camino tímidamente a través de sus labios, y un sonoro gemido sale del fondo de su garganta. Nuestro beso es todo saliva y lengua.
Apoyo la cabeza en su cuello, ya no puedo soportar el placer que me está desbordando. Le doy besos mimosos en su cuello y me agarro a este como si fuera mi único salvavidas.
—¡Fóllame de una jodida vez, James!— le susurro al oído tratando de ser sensual.
James se vuelve completamente loco y me vuelve a besar con una rudeza que nunca antes me había transmitido. Sus manos van directas a mis pechos, sin sujetador mis pezones erectos son más palpables. Después de acariciarlos unos segundos tira fuertemente de mi pezón derecho, y un pequeño gritito de protesta se escapa de mis labios. Aún no estoy acostumbrada a la rudeza de James. Se separa lentamente de mí hasta que nuestros frentes de rozan, siento su respiración agitada chocando contra mis labios.
—Prométeme que pasarás todo el fin de semana conmigo, y te haré volver loca de placer.— Susurra provocadoramente dándome un mordisco en el labio.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Para cualquier pregunta que tengáis respecto al libro o cualquier otro asunto podéis hacerlo a través de mis redes sociales. En Instagram al igual que en Twitter soy albavaazquez.
Correo: vazquezg.alba@gmail.com
Siempre respondo 🖤
ESTÁS LEYENDO
Mi Perdición
RomanceCuando lo vi supe que sería mi perdición. Era el hombre que cientos de escritoras describían en sus libros y era mucho mejor de lo que me imaginaba. ¿Sabéis cual es la parte más increíble? Es escritor y acaba de publicar un LIBRO ERÓTICO. ¿Lo peor...