James me mira dulcemente y pasa su dedo pulgar por mis labios.
—¿A qué te refieres con que llevas meses soñando con conocerme?— exclama apartando su rostro unos centímetros del mío, mirando con atención mis facciones.
—No sé muy bien como explicártelo. Esto no tiene sentido.— digo notando como se sonrojan mis mejillas.
Creo que me va a tomar por loca. ¿Cómo voy a estar soñando con alguien que ni siquiera conocía en ese entonces? Cuantas más vueltas le doy, más absurda me parece mi ocurrencia.
—Alba, cuéntamelo.— me exige James acariciando con lentitud mis caderas.
—Desde hace unos meses tengo de vez en cuando unos sueños bastante extraños.— exclamo notando como el calor inunda mis mejillas de nuevo. ¿Podré dejar de sonrojarme algún día delante de ellos? — Soñaba con un hombre que yo sabía que era real, pero no lograba recordar su rostro. Cada vez que soñaba con él me despertaba tratando de recordar de quien se trataba. Yo tenía una relación con él. En esos sueño era una Alba que no yo misma reconocía. Una Alba que nunca había hecho o que había imaginado que algunas personas podrían hacer ese tipo de acto sexuales.— exclamo sintiendo como un escalofrío recorre mi espalda.— Me humillaba de manera inimaginables. Una noche me castigo azotándome el trasero dolorosamente por llevar puestas unas braguitas debajo de una camisón.Yo disfrutaba de cada golpe, sintiendo como me mojaba sin poder evitarlo, acompañando a sus duros golpes. Era yo, de eso no hay duda alguna, la sonrojez no se iba ni en esos momentos. No conocía ese oscuro mundo hasta que conocí al Selor X.— exclamo sonrojándome bajo su atenta mirada mientras noto como su polla palpita bajo mi coño.
Me muerdo el labio inferior y me agarro con ambas manos a sus hombros. De pronto hay algo en mÍ que me mueve ha hacer cosas prohibidas, es como si ahora mismo estuviera poseída por la Alba de mis sueños más candentes que tantos placeres me habían mostrado por las noches.
—¿Quién es el Señor X?— exclama sintiendo como aprieta con fuerza mi cadera.
Me encanta que no soporte que hable delante de él sobre otros hombres, pero supongo que odia más que no pueda evitar ponerse caliente mientras se lo cuento.
"Mi niña."
Su dulce mote se vuelve a reproducir en mi cabeza y siento que ya no soy yo misma. Bajo mi mano derecha por su pecho, y la deslizo lentamente por sus duros abdominales y noto como su respiración se acelera rápidamente cuando me acerco a mi objetivo.
—Dímelo otra vez.— susurro mimosamente pasándome la lengua descaradamente por los labios.
James me mira con el ceño fruncido y tras unos instantes una enorme sonrisa se dibuja en sus labios.
—Sólo a ti te podría poner que te llamen de esa manera, mi niña.— exclama acariciando mi mejilla.— ¿Pero sabes cuál es el que me pone más a mi?— me mira esperando mi repuesta, pero yo niego con la cabeza.— Me pone muchísimo llamarte nena.— dice apretándome contra su dura erección.— Hay algo en esa palabra que provoca que mi lado más primitivo salga a la luz. Necesito enterrarme dentro de ti.— exclama agarrando un pezon mío por encima de la camiseta.
—Eres tú James. Tú eres mi hombre depravado. Tú eres el Señor X.—confieso finalmente.
James se acerca desesperado a mis labios y me besa como un depredador hambriento por su presa más codiciada. Le devuelvo el beso con la misma intensidad. Nuestras lenguas salen al acecho y James chupa la mía con intensidad. Me aprieta de nuevo contra su polla y un enorme gemido hace que me separe de sus carnosos labios.
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Mi Perdición
RomanceCuando lo vi supe que sería mi perdición. Era el hombre que cientos de escritoras describían en sus libros y era mucho mejor de lo que me imaginaba. ¿Sabéis cual es la parte más increíble? Es escritor y acaba de publicar un LIBRO ERÓTICO. ¿Lo peor...