Su voz provoca un leve estremecimiento por todo mi cuerpo. Su voz es fría como el hielo. Me despojo rápidamente de la toalla tirándola al suelo. Mi primer instinto es cubrirme pero por la mirada que me dirige prefiero dejar las manos a ambos costados de mi cuerpo. Entre los dos retiran hacia atrás las mantas de la cama dejando solo la sábana bajera.
—Ponte a cuatro patas en la cama, nena.— la manera en la que James pronuncia esas palabras hace que me enrojezca de pies a cabeza. Cualquier cosa que salga de su boca parece una invitación al pecado.
Me subo con cuidado a la cama y me coloco en el centro con el culo en pompa. Es la segunda vez en la noche que estoy en esta posición. Espero que esta vez no tenga que ser tanto rato. Mis piernas aún se sienten dolidas.
—Abre más las piernas. Déjanos ver esa delicioso coño.— sigo sus instrucciones y no puedo evitar ponerme cachonda.
Saber que sus miradas están puestas en esa zona sólo provoca que una dulce sensación se empiece a formar en mi vientre. Noto como hablan entre ellos en voz baja y por más que lo intento no entiendo una mierda de lo que están diciendo. Por el rabillo del ojo veo como Christian se sube a la cama y se sienta a tan solo unos centímetros delante de mi.
—Cariño no te imaginas lo que estás a punto de sufrir. Será un dolor desgarrador. — me da un beso casto en los labios, y yo empiezo a temblar.
—¿Qué... qué me vais ha hacer?— susurro aterrada. Mis ojos se empiezan a empañar. Dios, ¿donde me he metido?
—Vamos a hacer que disfrutes. — exclama Christian sin ninguna pizca de compasión.
Giro la cabeza para para ver que demonios está haciendo James, pero Christian me agarra la cara y me lo impide.
—¿Por qué eres así?— le digo mirándole furiosa con los ojos empañados de lágrimas.
—No todos te tenemos que tratar como una princesita. Nosotros sabemos lo que te pone realmente cachonda. Bajo esa timidez ocultas la oscuridad que hay en ti. Vamos ha hacer que salga aunque n....
—Tío cállate de una puta vez.— exclama James y Christian le mira amenazadoramente pero se queda callado y no dice nada más.
Mantengo la mirada clavada en mis manos, me da miedo mirarle directamente a los ojos. Está demasiado enfadado. Y no sé si es con James, conmigo o consigo mismo por lo que acaba de decir.
—¿Por qué me tienen que atraer los hombres complicados? — susurro en voz baja para mi misma.
—Porque somos los únicos capaces de hacerte sentir flotando.— susurra Christian y una pequeña sonrisa florece entre mis labios.
Mis ojos se abren de inmediato al notar la lengua de James recorriendo mi coño en toda su longitud.
—Te vas a mojar para James, ¿verdad?— Christian susurra a milímetros de mis labios.
—Sí.— chillo, la lengua de James sigue torturándome de esa manera que solo él sabe.
Busco los labios de Christian y estos me reciben gustosamente. Nuestros lenguas se buscan desesperadas, anhelantes. Se necesitan la una a la otra. Y no puedo evitar pensar en besa a los dos de nuevo. Separamos nuestros labios y los dos respiramos agitadamente. Me vuelve loca ver como el placer ciega nuestros pensamientos.
—James.— gimo desesperada.
—Lo sé, nena.— gime cerca de mi coño. Sus dedos sustituyen su lengua. Tres dedos se introducen de golpe en mi coño. De mi boca solo salen gemidos estrepitosos. Los mueve rápidamente y noto como los fluidos salen de mi. Mi coño ahora mismo es una lluvia constante. Apoyo la cabeza en el colchón, retorciéndome por el placer.
—Méteme la jodida mano, James. — exclamo y al instante sus dedos dejan de moverse en mi interior. Un silencio se instala entre nosotros. Mierda. Alba deberías aprender a estarte calladita.
Sólo se escuchan nuestras respiraciones agitadas. Estoy por apostar que son capaces de escuchar el latido de mi corazón que ahora mismo va a cien mil por hora.
Christian levanta mi cara del colchón y me da un morreo que me pilla del todo desprevenida. Joder, creo que lo que he dicho le ha encantado.
—Cielo, ese lado perverso está saliendo a flote. Deja que te envuelva por completo.— susurra sobre mis labios con un tono de suplica.
La risa de James llega a mis oídos poniéndome más cachonda. Todo de ellos me vuelve loca de remate. Dejaria que me follaran sin parar. Eso sí que sería el séptimo cielo.
Sus dedos se vuelven a perder en mi interior arrancándome silenciosos gemidos. Ojalá fuera su jodida mano entera.
Christian se baja los pantalones y ante mi aparece su erecta polla. Le lanzo una sonrisa perversa relamiéndome los labios. Me muero por volver a tener dentro ese trozo de carne.
—¿Quieres que te chupe la polla?— digo de manera inocente. Sé que es le pone muchísimo a los hombres. Las chicas tímidas tenemos algo especial. Nunca sabes que puede salir de nuestras deliciosas bocas.
—Alba chúpame la polla o te voy a dejar ese precioso culo al rojo vivo.— exclama amenazante.
—Es una oferta tentadora.— digo mordiéndome el labio inferior al tiempo que el levanta una ceja al escuchar mi espectacular respuesta.— Las marcas de tus manos quedarán de puta madre en mi culo.— digo al tiempo que muerdo su labio inferior.
—Sólo tu sabes ponérmela así de dura. Tanto que duele.— exclama devolviéndome el mordisco.
Siento como James saca los dedos de mi interior dejándome vacía.
—Ahora vas a disfrutar de lujo.— Dice James con voz furiosa.
—Estás muy mojada. Nunca había visto algo así. No me importaría chupar todos esos jugos.— pronuncia James lentamente.
Mi boca se dirige como poseída hacia la polla de Christian. Con la lengua recorro despacio ese pedazo de longitud, echando de menos tenerla en mi boca. Bajo su atenta mirada escupo en mi mano derecha y restriego mi saliva por su polla. Lo masturbo despacio, quiero hacerle sufrir.
Con la otra mano acaricio sus huevos. Me meto poco a poco su polla en mi boca. Me encanta sentirle dentro de mi. Quiero estar llena por los dos. Quiero que se corra en los más profundo de mi garganta.
Introduzco la mitad de su falo en mi boca durante unos segundos y la retiro por completo de mi boca. Sus ojos se abren reclamando mi boca, pero yo no quiero obedecer.
Me retuerzo cuando James introduce su polla finalmente en mi interior.
Noto como en mi vientre empieza a crecer el placer, y en cuestión de segundos estallo. Los párpados empiezan a cerrárseme y dejo que Morfeo me lleve lentamente al mundo de las fantasías eróticas.
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Mi Perdición
RomanceCuando lo vi supe que sería mi perdición. Era el hombre que cientos de escritoras describían en sus libros y era mucho mejor de lo que me imaginaba. ¿Sabéis cual es la parte más increíble? Es escritor y acaba de publicar un LIBRO ERÓTICO. ¿Lo peor...