Capítulo 5 (parte 5)

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—Cariño, ¿has conocido a algún chico? — suelta mi padre de repente dejándome sorprendida.

Todos hacen como que no han escuchado nada, pero sé que están expectantes por la respuesta, casi nunca suelo hablar de chicos; incluso mi sobrina me pellizca en el brazo para que hable.

«Dios, ten piedad de mí.»

—¿Por qué lo dices? — digo restándole importancia al asunto.

—Bueno, tu forma de vestir ha cambiado bastante, pero te lo tengo que agradecer ya que no soportaba la misma charla de tu madre todos días diciendo que esa ropa estaba siendo desperdiciada. —Dice sonriéndome cariñosamente. — Así que, ¿quién es el afortunado que se ha ganado tu corazón? — exclama al tiempo que toca suavemente la mano de mi madre.

Nunca había hablado de chicos con mi familia, creo que todos pensaban que nunca había salido con nadie. Y bueno, es entendible puesto que nunca les llegué a presentar al novio que había tenido en la época que estudiaba en la universidad.

Sabía que no íbamos a durar demasiado tiempo juntos, ¿entonces para que presentarles a alguien que no iba estar durante mucho tiempo en mi vida?

—Nadie, papá. — digo riendo nerviosamente.

«Sí. Mentir se me da fatal.»

«Nota mental: aprender a mentir mejor.»

Podría decirle que había hecho cosas indebidas con el novio de mi mejor amiga y que el viernes noche casi tenemos una orgía entre todos. Sí, le daría un ataque al corazón, a él y a los demás.

Mi madre resopla exasperada, ya que esa no es la respuesta que estaba esperando. Se cruza de brazos encima de la mesa y me mira directamente.

«Mierda.»

—Alba Anne Black. — «Estás en serios problemas, Alba. » Le tapo los oídos a mí sobrina, nunca podías saber con qué te sorprendería Beatrice al hablar. —Que sea mayor no quiere decir que sea tonta y no me entere de lo que ocurre. Sé que estás con alguien, y no te voy a presionar para que nos lo cuentes, solo quiero que seas feliz. Estos últimos días te he visto irradiar una felicidad que hacía tiempo que no veía. — dice con los ojos llorosos y los cierra para intentar contener las lágrimas. Mi padre le da un beso en la mejilla y yo me derrito al verlos. — Cariño no sé si lo vuestro es algo pasajero pero se nota que ese hombre te da caña, ya me entiendes. — dice guiñándome un ojo y todos ponemos cara de asco. ¡No me puedo creer que mi madre esté hablando de sexo! — ¡Quitad esas caras! Aquí todos somos mayorcitos. — expresa malhumorada.

Alba me aparta las manos de sus orejas y corre a sentarse en el regazo de su abuela. Ésta la recibe con los brazos abiertos. Los demás nos miramos entre todos con la misma expresión de resignación. Mi madre es un caso perdido, era realmente incómodo cuando una madre decidía hablar de sexo.

Aún recuerdo como si fuera ayer el día que decidió darme la famosa charla. Fue una charla bastante incómoda, bueno para mí, ella estaba demasiado feliz explicándome todo sobre el sexo. La vi tan emocionada que no me atreví a decirle que todo eso ya nos lo habían enseñado en algunas charlas del colegio.

—Yo he estado hablando con su novio, se llama Christian. — dice sonriéndome y yo me hundo en la silla mientras siento mi cara arder. Mi sobrina a veces podía ser muy cotilla, cosa que heredó de mi madre.

Beatrice sonríe triunfalmente ya que por fin ha conseguido la información que estaba buscando. Las ignoro y cojo otro sándwich de atún, estoy hambrienta.

—¿Y de que habéis hablado? — escucho pronunciar a mi madre y agudizo el oído ya que estaba curiosa por saber qué demonios le había dicho Christian en la llamada. Echo un ojo a los demás y están tan atentos como yo, incluso mi cuñada deja de teclear en su portátil para no perderse detalle.

—Me ha dicho que Alba estaba muy enfadada con él y que necesitaba hablar con ella. Me dijo que si prometía convencerla me haría un regalo. — dice sonriendo ampliamente.

—¿Y por qué estaba Alba enfadada con él? — susurra mi madre mirando confusa a la niña.

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