Mi Perdición

Capítulo 16 (parte 2)

Bajo las escaleras principales rápidamente, echaba de menos llevar unas converse en mis pies. Los tacones pueden ser tremendamente sensuales pero también son proporcionalmente incómodos.

Al alzar la vista veo una nota en la puerta del ascensor.

Nuestra niña de ojos verdes, te esperamos fuera del edifico.

Christian Hill.

Sonrío como una niña de cinco años y entro rápidamente al ascensor sin poder esperar un segundo más por verles.

Me observo en el espejo y recuerdo la frase de la nota. Ambos saben lo mucho que me pone que me llamen mi niña. Me obligo a mí misma a conservar la compostura, no puedo estar cachonda las veinticuatro horas del día solo por pensar en ellos.

Cuando la puerta del ascensor se abre me encuentro con el recepcionista y exclamo un hola en francés tratando de que se entienda lo más posible. Pronuncia unas palabras, pero yo no entiendo muy bien que me quiere decir. Le devuelvo una sonrisa por lo que sea que me haya dicho y salgo al exterior.

Ambos están cómodamente apoyados sobre el Lamborghini. Bajo sensualmente las escaleras viendo como sus ojos abiertos de par en par observan cada centímetro de mi cuerpo. Les sonrío lascivamente viendo como Christian aprieta los puños.

Llevo un vestido corto ajustadísimo de color burdeos con las converse. Una coleta alta adorna mi cabeza mientras que mi cuello siente el suave tacto del chocker de encaje blanco que ambos me regalaron. Ante ellos tienen a la Alba de veintitrés años que va vestida exactamente igual que la noche que estuve con el diablo, sólo que esta vez estoy extremadamente provocadora.

Les sonrío aún más enormemente y mis mejillas se tiñen de rojo al sentir como sus miradas se clavan en mis zonas más íntimas. Me acerco a ellos y Christian se lanza a mis labios besándome desesperadamente mientras agarra mi culo por encima de la tela con fuerza. Entre la nebulosa siento como estoy de nuevo caliente por ellos. Estoy necesitada porque me follen de nuevo otra vez. Han pasado demasiadas horas desde la última vez. Nos separamos respirando agitadamente. Me muerdo el labio provocadoramente mientras toca su polla por encima del pantalón.

Nos montamos en el coche y me siento detrás de James mientras que Christian se sienta en el sitio del conductor. En el momento que enciende el coche el ensordecedor ruido del motor provoca un estremecimiento por mi cuerpo. Christian me mira a través del espejo retrovisor y yo agacho la mirada intimidada a mi regazo. Nos ponemos en marcha a través de las atestadas calles de gente de Paris y el móvil de James empieza a sonar de pronto.

—¿Me puedes recordar por qué narices me gusta tanto mi trabajo?¿No me pueden dejar tranquilo ni un maldito día? Si les pago tanto será por alguna razón. — exclama exasperado y Christian suelta una dulce carcajada.

Christian toca la pantalla táctil y de pronto nos vemos inundados por Often de The Weekend. Aprieto los puños desesperada. ¿Tenia que salir justo ahora esa canción? James corta la conversación y empieza a contar la canción. No puedo evitar moverme sensualmente al escuchar las dos provocadores voces juntas. Me uno a él y empiezo a cantar con coz provocadora sintiendo como la mirada de Christian se clava por momentos en mí.

Nos pasamos el trayecto escuchando canciones extremadamente sensuales y siento como mi cuerpo de un momento a otro explotará. Observo los bosques de Francia y me pregunto a que lugar iremos.

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