Capítulo 7 (parte 6)

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Dentro de la librería me siento completa, son pequeños paraísos donde me siento como en casa. Decido pasar la sección erótica de largo, sé que si me paro un segundo acabaré comprando algún libro y sé que estaré demasiado entretenida como para poder leerlo.

En la sección de revistas diviso mi objetivo: Vogue. Es un poco irónico que me gustara leer esta revista pero no vestir de esa manera. Y ahora era todo lo contrario.

A lo lejos un cuaderno negro llama mi repentina atención y decido cojerlo, puede que aquí sea donde mis futuras preguntas sean escritas.

Me acerco al mostrador y la señora amablemente me quita las revistas del plástico. Justo en el número de Noviembre tenían que sacar dos revistas tan pesadas.

Sentada leyendo Vogue en la sala de espera, una de las páginas llama mi atención.

"Todas las it girls lo quieren. Es el bolso más deseado del momento. ¿Su venta? Habrá que esperar hasta el 16 de diciembre para poder hacer con esta obra de arte de Chanel."

Miro el bolso y suelto un pequeño gritito. Ese jodido bolso me suena de algo. En mi regazo un bolso rojo oscuro de terciopelo, rematado con la insignia de Chanel en dorado, luce exactamente igual que el de la revista.

¿Cómo ha conseguido Christian este bolso? Miro otra vez los dos bolsos porque me cuesta creerlo. Sin lugar a dudas don dos gotas de agua.

El pitido de un mensaje hace que me olvide momentáneamente del asunto.

"¿Dónde estás?"

¿Se acuerda de mi 1 hora después?

"Que te den"

¿Ahora que ya no tiene con quien hablar por teléfono se acuerda que estaba conmigo en el aeropuerto? Me enfurruño. Empezamos bien el viaje, y eso que aún estamos en el aeropuerto.

17:12. En 40 minutos sale el vuelo hacia Francia. Ni siquiera quiero ir, no si me va a seguir ignorando así. ¿Por qué siempre me deja sola? ¿Es así como será todo en París? ¿Me vendrá a buscar cuando quiera follarme y después ni se acordará de que existo hasta que quiera volver a follarme de nuevo?

Odio que mi madre no halla soltado prenda. Ha ignorado todos y cada uno de mis mensajes que le he enviado suplicando clemencia. Quiero saber lo que todos saben, no quiero ser la apestada del grupo.

—¿Se puede saber que te pasa?— escucho la voz de un Christian enfadado a mi derecha.

Sigo leyendo el artículo, ignorándole aunque con él a mi lado soy incapaz de leer nada con coherencia.

—¿Y ahora me vas a ignorar?

Y entonces exploto. No puedo más. Me giro y le lanzo una fría mirada, puedo ver como frunce el entrecejo sin entender mi reacción.

—¿Me estás diciendo en serio lo de ignorar?— digo apretando la mandíbula para no ponerme a chillar como una energúmena.—Tú eres el único que me ha estado ignorando desde que hemos llegado, has estado pegado al puñetero teléfono y sólo te has acordado de mí cuando querías follar.— digo esto último en bajo, no queriendo llamar la atención de los demás.

Christian me agarra del brazo y camino a regañadientes hasta un rincón donde nadie nos puede escuchar. Claro, así nadie podrá presenciar lo completo gilipollas que en realidad es con las mujeres. Seguro que estaba eligiendo a la siguiente con la que se acostaría la próxima semana, después de dejarme.

—Alba, eso no es verdad. Sólo estaba arreglando unos asuntos, quiero que todo esté perfecto para cuando lleguemos a París. No tienes nada de lo que preocuparte. Sabes que nunca te haría daño intencionadamente.—dice con voz quebrada, mirándome directamente a los ojos. En sus ojos puedo ver que me dice la verdad, no sé como ha podido pensar que me mentía.

Mi PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora