Mi Perdición

Capítulo 12 (parte 5)

Una suave brisa impacta en mi rostro cuando llego a la calle. Cierro los ojos y respiro profundamente una bocanada de aire. Una pequeña sonrisa se dibuja en mis labios. Esta ciudad me hace enormemente feliz.

Camino a paso tranquilo por las calles parisinas, sorprendiéndome de la hermosa arquitectura de sus edificios, son majestuosos. Por suerte no hay mucha distancia del edificio hasta mi destino, pero de pronto me invade el pánico puesto que no tengo ni las más mínima idea de donde estarán. Me he olvidado el móvil.

Tranquila, Alba.

Respiro hondo de nuevo y camino a paso ligero, intentando no caerme con las sandalias de tacón. Cuando levanto la vista observo como la increíble Torre Eiffel se asoma ante mí. Me quedo sin palabras. Es aún más imponente de cerca. Ver una atardecer desde las alturas tiene que ser espectacular.

Cuando el semáforo se pone en verde cruzo el paso de cebra apresurada. Noto miradas en mí más tiempo del debido y me siento cohibida. No sé si estoy guapa o voy demasiado descocada con este vestido, pero al no llevar sujetador la segunda opción estalla en fuegos artificiales en mi mente.

Paseo por Champs Du Mars y me siento demasiado arreglada. Todo el mundo va vestido normal. Nunca me ha gustado ser el centro de atención de todas las miradas.

Turistas vienen y van cargados con cámaras dispuestos a lanzar el flash en cualquier momento. Muchas personas están tumbadas sobre la hierba disfrutando del hermoso día que nos ofrece la ciudad parisina. Camino durante un rato y es entonces cuando les veo. Mi corazón se para durante un segundo. Están sentados relajadamente sobre una manta negra mientras que una cesta de mimbre y una cubitera con champán descansan a un lado.

Me permito observarles tranquilamente desde donde me encuentro, no se han percatado de mi presencia aún. Estoy un poco lejos de ellos. Christian lleva un traje negro y una camisa blanca, al contrario que James que va ataviado con un traje negro y una camisa azul oscuro. Ambos hablan relajadamente, y me pregunto cual será el tema que los mantiene tan sonrientes. Una pequeña parte de mí se aferra a que están hablando sobre lo nuestro, pero me repito a mí misma que esto es cuestión de una semana. Después volveré a mi aburrida vida. Una vida que no me parecía aburrida hasta que les conocí.

Suelto un largo suspiro y camino lentamente hacia ellos. Noto las miradas de la gente al pasar, pero lo único que me importa es mi felicidad, y me asusta un poco que ellos sean los únicos capaces de hacerme sentir flotando. En cuanto me ven ambos dejan de hablar y me observan de arriba abajo. No me miran de manera obscena, sino con cariño. Les regalo una amplia sonrisa y prosigo mi camino hasta llegar.

James y Christian se levantan y los tres nos giramos hacia una pareja que en ese momento pone en su móvil Artic de Sleeping At Last. Sonreímos recordando ese momento mágico que vivimos anoche, y que espero que ocurra muchos más veces.

—Ven a mis brazos, preciosa.— exclama James y yo me refugio entre sus brazos sintiéndome querida. Me agarro fuerte a él, no queriendo soltarle nunca. Al separarnos me da un casto beso en los labios y se sienta de nuevo.

Observo temerosa a Christian y veo como su rostro se ve marcado por la culpabilidad. Sin pensármelo corro a sus brazos y él me recibe sorprendido, pero pronto sus brazos me envuelven. Recuesto mi cara en el hueco de su cuello y me mira con sus ojos esmeraldas. Mi Christian ha vuelto.

Recuerdo que de adolescente fue mi primer amor. Siempre soñando con ser suya algún día. Quién lo diría.

Fundimos nuestros labios durante unos segundos en el momento que la canción aumenta en crescendo. Cuando nos separamos siento una enorme felicidad recorrer mi cuerpo. Ambos se sientan dándole la espalda a la Torre Eiffel y yo me siento contemplando la imperiosa obra de arte que se alza a unos metros de donde nos encontramos. No puedo evitar dejar de sonreír. Y tengo claro que no me importa lo que pase en el futuro entre nosotros, siempre recordaré este momento con mucho cariño.