Una chica más o menos de mi edad me lanza una mirada de odio, mirándome de arriba abajo, seguramente preguntándose que ha visto ese hombre en mi. Yo también me lo pregunto, querida.
Sé que ha dicho que soy su mujer para mentir, pero de la manera que lo ha pronunciado ha sonado de maravilla y no puedo evitar montar en mi mente la película de si estuviéramos casados. En mi cabeza me permito hacerlo porque en realidad sé que eso no pasará nunca.
Christian nos arrastra a un cubiculo y cierra con pestillo la puerta. Me apoyo en la pared sin saber qué hacer. Esto es una jodida locura, pero al fin y al cabo una locura que quiero que se convierta en realidad.
Christian me mira mordiéndose el labio inferior, y mis pezones se ponen erectos al presenciar tal imagen. Al ver lo que podrían hacer esos dientes en mis pezones.
Se acerca hasta mi boca y muerde mi labio inferior, haciéndome daño.
Sus besos extienden a lo largo de mi mandíbula, posando su boca en mi oreja.
—Tenemos cinco minutos para corrernos.—susurra en mi oído, y su cálido aliento me enciende por completo.
Veo como se empieza a desabrochar el pantalón, y yo imito sus movimientos bajándome las tiras del mono, arrastrándolo a la altura de las pantorrillas. Dirijo las manos al tanga para hacer lo mismo, pero las manos de Christian se encuentran de camino con las mías y me lo impide. Le miro sin entender nada y me indica que me calle poniéndome su dedo índice en los labios.
Bajo la mirada y veo su polla alzándose sobre su camiseta. Me relamo los labios deseando arrodillarme en el suelo para comérsela. Su sabor es adictivo, podría tenerla de por vida en la boca. Con su mano izquierda aparta mi tanga hacia un lado. Su dedo pulgar se introduce en mi interior. Me muerdo los labios, reprimiendo un gemido. Lo retira del interior y esparce la humedad por toda mi raja.
Me ensarta su polla de golpe, clavándomela hasta el fondo. Los dos gemimos. Por un instante nos olvidamos que estamos en el baño de un simple aeropuerto. Se queda quieto en mi interior, sin mover su polla lo más mínimo. Me agarra el culo y me levanta, yo cruzo mis piernas apretando su culo.
Da otra embestida más y yo gimo fuerte.
—Estate calladita. —susurra.
Me besa fuerte y empieza un constante mete saca , me embiste sin piedad alguna. Yo contraigo mi coño, apretando su polla.
Los dos nos besamos como locos, intentando reprimir los gemidos que estamos conteniendo.
Un par de las embestidas más y yo me corro como nunca. El líquido transparente mancha la polla de Christian y veo como su polla se agranda aún más si es posible. Da una estocada más y se corre, apretando la mandíbula para no gemir. Apoya la cabeza en mi cuello tratando de normalizar su respiración.
—Alba, no sabes lo que me pone ver cómo te empapas.
Unos segundos después me suelta de su regazo y los dos nos sonreímos pícaramente. Christian se guarda la polla dentro de los bóxer, abrochándose la cremallera de los pantalones.
Me indica que me coloque al otro lado del cubiculo y veo como abre la puerta y sale del baño,dejándome sola. Cierro rápidamente el cerrojo, antes de que se le ocurra alguien entrar pensando que está vacío. Sería lo segundo más vergonzoso que me pasaría en este día.
Cojo un montón de papel higiénico al limpiarme veo mis fluidos mezclados con el semen de Christian. Por mi mente pasa la idea de pasar el dedo índice por el papel y probar esa deliciosa mezcla que ya he probado anteriormente. Lo tiro de inmediato al váter, al mismo tiempo espantada por lo que casi hago. ¿Qué me está pasando? Desde que conozco a James y Christian nunca se me habían pasado este tipo de cosas por la mente.
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Mi Perdición
RomanceCuando lo vi supe que sería mi perdición. Era el hombre que cientos de escritoras describían en sus libros y era mucho mejor de lo que me imaginaba. ¿Sabéis cual es la parte más increíble? Es escritor y acaba de publicar un LIBRO ERÓTICO. ¿Lo peor...