Capítulo 13 (parte 3)

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Volver al pasado ha traído consigo como consecuencia la vulnerabilidad y la ingenuidad.

Christian me coge en brazos y me tumba sobre la cama delicadamente. Me proporciona un casto beso en los labios, y se tumba a mi lado. Miro el techo y siento por un momento como si todo diera vueltas. Nuestra relación parece una montaña rusa de emociones. En los libros sólo suele haber drama en una parte de la historia, no cada día, como ocurre con nosotros. A veces la realidad puede ser aplastante.

Una melodía bastante triste empieza a sonar y miro a Christian. Tiene los ojos cerrados con fuerza y cuando los abre solo veo tristeza en cada rincón de ellos. Se tumba de lado recostando su cabeza en la mano. Imito sus movimientos mientras que tengo la premonición de que va ha hablar sobre algo que no le resulta sencillo.

—Toda mi vida he luchado por ser el mejor, literalmente. Cuando empecé la universidad era un jodido pardillo. Así es como me llamaban mis compañeros de clase. Se reían de mí a todas horas y yo me repetía a mí mismo que no me importaba lo que pensaran de mí, pero en el fondo sabia que si.— dice dejando escapar un largo suspiro.—Una mañana de invierno alguien dejó por error un folleto en mi mesa. A día de hoy sigo pensando que quien quiera que fuera esa persona, me hizo el mejor regalo del mundo. Esa tarde le di muchas vueltas si ir al lugar o no, y reuní el suficiente valor para hacerlo. El recinto estaba atestado de gente coreando a gritos el nombre de Perro Salvaje. Me abría paso alrededor de la gente y algunos me empujaban preguntándome que hacia un tirillas como yo en aquel lugar. Y joder, tenía ganas de gritarles en la puta cara que yo también me preguntaba lo mismo. En el momento que fui de aquello era una completa locura, los chillidos de la gente hicieron que me parara en seco. Un boxeador atizaba a otro hasta que este calló KO al suelo. El público estalló en gritos vitoreando su nombre. Su rostro me sonaba de verlo de vez en cuando por la universidad. Todas las chicas se morían por estar entre sus sábanas, mientras que cuando se encontraban en mi camino me rehuían.— exclama riéndose irónicamente y yo le miro con los ojos abiertos como platos. Nunca me hubiera imaginado que en algún momento las mujeres no sé pelearan por tenerle.

—Lo peor de todo es que yo quería ser ese hijo de puta. Quería que la gente coreara mi nombre, que las mujeres se pelearan por follar conmigo. Ese verano cambié drásticamente. Empecé a hacer ejercicio durante ocho horas al día los siete días de la semana. Mi madre era todo sonrisas porque nunca me había visto alimentarme tan bien. Mientras todos estaban de vacaciones con sus amigos, yo lo pasaba con mi familia en (buscar sitio donde Christian veraneaba con tu familia todos los veranos.) Al lado nuestro vivía una familia con la que nos llevábamos de maravilla. A decir verdad, Erika, la hija de los vecinos, era mi única amiga. Ella era igual que yo, sólo que a ella no le importaba lo que los demás pensaran sobre ella. Ese verano decidí ir a por todas y una noche que mis padres se habían ausentado el fin de semana a la ciudad, la invité a cenar. Todo transcurrió con normalidad, ella no tenía porqué sospechar nada. No era para nada extraño entre nosotros. Yo veía como ella me miraba con ojos enternecedores y yo sabia que era el momento. No lo podía dejar correr más.

Cierro los ojos por un momento, mentalizándome de lo que vendrá a continuación. Sólo de imaginarlo con otra mujer se me revuelve el estómago.

— La llevé a mi habitación y sin más dilación la besé pillándola desprevenida. Durante unos segundos estuvo en shock pero pronto me devolvió el beso con las mismas ganas. Esa noche perdimos nuestra virginidad. Estaba tan sumamente nervioso que no sé como coño hice para conseguir que se corriera. Joder, que inexperto era en aquel entonces.— exclama riéndose.

Me llevo la mano a la boca sorprendida. No me extrañaría nada si se me salieran los ojos de las cuencas Esta confesión si que no me la esperaba. Pensé que había perdido la virginidad bastante antes. Vaya, aquí nada es lo que parece.

Mi PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora