Paso de largo a su lado sin mirarle y me dirijo a la estantería que está al fondo del salón.
En el exterior ya es de noche y unas pocas personas pasean por las calles. Veo que están cayendo unos copos de nieve y una enorme sonrisa aparece en mi cara. No puedo esperar a ver mañana las calles de Londres cubiertas de nieve. El invierno era una de mis estaciones favoritas del año. Adoraba llevar abrigos y bufandas; sin olvidar los preciosos jerseys que tejía mi madre. Por Navidades siempre nos regalaba uno a cada miembro de la familia. Con todas las cosas que hacía a lo largo del día, no sé de donde sacaba el tiempo para hacerlo.
Aparto la mirada de la ventana y dirijo la vista por las repisas de la estantería, tratando de elegir un libro. Esta solo contiene unos pocos, ya que aquí suelo colocar los que no he leído. En estos momentos ninguno me llama la atención, y el causante de esto tiene nombre: James.
«¿Qué estará haciendo? »
«¿A quién le está mandando mensajes?»
«Alba ni se te ocurra girarte a mirarlo. »
Decido olvidarme de él y paso lo dedos por los diferentes títulos. Me sonrojo al instante al tocar el título del libro de una de mis autoras favoritas. La sipnosis trataba de una chica tímida que se enamoraba de dos chicos y se acostaba con los dos a la vez. Nunca había leído un libro en el que hubiera tríos y estaba segura de que me iba a morir de la vergüenza cuando lo leyera.
Estaba tan distraída que no me había dado cuenta de que James estaba detrás mía. Una gota de sudor me resbala por el escote. Mi calenturienta mente no puede evitar pensar en James lamiéndome esa gota. Me agarro con todas mis fuerzas a la repisa, estoy muy nerviosa.
Noto sus manos en mis caderas. No hay ningún milímetro que separe nuestros cuerpos, estamos juntos. Mi coño está palpitando, quiero que me toque. Quiero sentirlo por todas partes.
Me aparta el pelo de la cara y me lo coloca detrás de la oreja. Siento su cálido aliento en mi oreja. Está claro que sabe lo que se hace. James es un experto en hacer que las mujeres mojen las bragas. Siento celos al instante de todas ellas, quiero que solo sea mío. Me muerde el lóbulo de la oreja y un sonoro gemido se escapa de mi garganta.
—«Un amor, dos bocas. Un amor, una casa. Sin camisa, sin blusa. Sólo nosotros.» — susurra lentamente en mi oído.
Me giro despacio con cuidado de no caerme. Apoyo la espalda en la estantería y mis mejillas se sonrojan al ver esa mirada suya. Todo mi cuerpo está ardiendo por él. Me agarra las muñecas y coloca mis brazos alrededor de su cuello. Me acerca lentamente hasta que nuestros labios vuelven a estar a unos milímetros. Mi respiración está tan acelerada que creo que el corazón se me va a salir del pecho.
—Tengo una propuesta para ti. — susurra y siento su cálido aliento en mi cara. —Pero necesito que nos sentemos en el sofá porque ahora mismo solo te quiero empotrar contra la estantería y follarte durante horas.
«Es el hombre de mis sueños.»
Sé que él es el hombre que cumpliría todas mis fantasías más perversas. No le haría falta leer ningún libro para volverme loca, porque él ya sabría lo que quiero. Lo necesito en mi vida.
No puedo hacer otra cosa que asentir con la cabeza. Abro la boca pero las palabras no quieren salir. Se separa de mí y camina hacia el sofá. Creo que sabe que necesito unos segundos para tranquilizarme.
Todo mi cuerpo hormiguea. No sé si seré capaz de andar. Camino a paso lento hasta el sofá y me siento otra vez lo más lejos posible de él. La tensión sexual flota en el ambiente.
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Mi Perdición
RomanceCuando lo vi supe que sería mi perdición. Era el hombre que cientos de escritoras describían en sus libros y era mucho mejor de lo que me imaginaba. ¿Sabéis cual es la parte más increíble? Es escritor y acaba de publicar un LIBRO ERÓTICO. ¿Lo peor...