Al final no habíamos variado mucho de puesto, salvo que la ganadora fue mi querida amiga. Maddie dio su reverencia con perfecta elegancia, ella era como una cisne. Margareth no dio muestra de insatisfacción. Stephan seguía igual de emocionado, no estábamos tan acostumbrados a ganar, es más, estaba tan perpleja que casi olvido mi reverencia, y cuando la realicé tuve ganas de salir corriendo. No era la primera o la segunda, pero era el mérito más grande que había logrado en mi vida. Estaba orgullosa de mí misma, eso no lo cambiaría no por la aprobación del planeta entero.
Salimos a cenar las tres parejas ganadoras como premio de la academia. En realidad no fue tan incómodo. Margareth se mostró como una chica normal, quizá las competencias sacaban lo peor de ella, y el circo había dado fin a su función por otro año más.
- Madeline, cielo - dijo Margareth cuando nos estábamos retirando de la mesa, junto con algunos directores y la pareja ganadora del año anterior, lo cuales eran parte de la compañía - Quisiera hablar contigo un momento, si no te molesta.
Madeline me miró y le guiñé un ojo. Espere unos minutos afuera. Stephan, Kyle, y Daniel se habían ido. Una figura de traje se acercaba hacia mí, tuve miedo por unos instantes, luego vi a Andrés con un enorme ramo y bien peinado. Se veía tan elegante que enmudecí.
- Felicidades - dijo ruborizado mientras me alargaba el ramo con brusquedad - es para ti. Son lilas, rosas, tulipanes y no sé que otra cosa más. - Sonreí, era el acto más tierno que había hecho en todo lo que llevábamos de conocernos.
- Andrés, no deberías dármelo, yo no gané. - dije tomando el ramo con suavidad.
- Lo sé, tercer puesto con tu novio. ¿Stiven? - recordé la mentirita blanca que le había dicho. Aunque no era tan mentira.
- Stephan, no es mi novio. Somos amigos - alzó sus ojos y los conectó directamente con los míos.
- Cristina, tengo que decirte algo urgente - pausó su lengua y se acercó - Eres bastante berrinchuda, infantil, excelente bailarina y por alguna razón pienso que puedo intentar ser algo mejor. No estoy diciendo que vaya a botar toda la basura que llevo dentro, pero si puedo hacer un poco de limpieza. Necesito progresa y parte de ese progreso puedes ser tú. Me gustaría intentar ser alguien bueno para los demás, empezando contigo.
- Andrés yo...
-Espera, por favor - me callé y lo dejé continuar - Quiero que seamos pareja, esta vez de verdad. Quiero que aceptes lo que te estoy ofreciendo. Si dices que no, entenderé, pero eso no significa que vaya a darme por vencido. Lo intentaré hasta que ya no pueda más.
- No será tan fácil, Luis Fonsi. - digo bromista, pero con actitúd.
- Si lo fuera, no estaría aquí.
- ¿Quién diría que podías ser así de cursi? - sonrió con sus pómulos rosa de nuevo.
- Me gustas en el mejor sentido.
- Y tú igual a mí - Madeline salió del local con Margareth detrás, se despidieron formalmente y yo hice igual con Andrés, después de que ambas le hecharan una mirada escáner de cuerpo completo. Pero él sólo me veía a mí.
Cuando llegamos al edificio para recoger nuestras maletas nos fuimos a nuestras habitaciones cada una. Madeline mi miró y nos abrazamos durante un corto tiempo. A pesar de haber aceptado ingresar a "familia" de la compañía, sabía que no volvería a verla, ella estaba destinada a algo mejor.
- Suecia - digo con voz ahogada, algo triste. Está demasiado lejos de mi alcance - Quizá nos veamos de nuevo en otra vida, o en otra dimensión - Ambas sonreímos de mi mal chiste con los ojos cristalizados.
- Seguro que sí, estoy segura - dice.
- No me gustan las despedidas tristes - digo con voz quebrada, pero intento fingir que no me importa.
- Lo sé, lo odio. Se me corre todo el maquillaje - rompemos a reír, pero sé que el nudo en mi garganta durará poco si no nos marchamos de una vez.
- Adiós Maddie - digo en un hilo de voz.
- Hasta pronto, Cheese - ella toma su valija y sale de la puerta. Me tiendo en la cama y dos lágrimas rodan por mi mejilla, pero las seco en cuanto puedo. Mi vuelo sale hasta dentro de una hora, lo que me deja inquieta por largo rato.
Llego al aeropuerto junto a Stephan. Me despido de él en cuanto sus padre lo ven y se lo llevan a punta de abrazos y preguntas. Sofía está en la puerta con Luke en sus brazos Y Dylan está detrás suyo. Corro hacia ellos, los brazo y me dejan llevar al bebé por el resto del camino... Hasta que empieza a llorar y se lo devuelvo a su mamá.
Mi madre me estrecha durante demasiado tiempo en sus brazos y luego me besa la cabeza. En febrero comienzo con los ensayos. Comenzaré siendo un personaje simple, del lago de los cisnes, luego quizá sea un personaje secundario en el Cascanueces. Cosas así, atemporales.
Aún conservo las zapatillas que Maddie quería que botara, no fui capaz, no solo están desgastadas de bailar, sino de vivir por mí a través de mis pies. Están tan vivas y llenas de sentimientos como yo, algo rotas, pero son todo lo que tengo de recuerdo.
- Cris, alguien al teléfono - Sofía me saca de las nubes.
- ¿Aló?
- Felicidades, supe que llegaste a ser parte de la empresa - sonrío.
- Es compañía, Sergio.
- Eso, discúlpame, no me acostumbro.
- ¿Dónde estás? Tenemos mucho de que conversar.
- Lo sé, volveré en unos días y te lo diré todo.
- De acuerdo.
Ximena luce bella con su ropa maternal, aunque ella dice que lo odia. No la culpo, los dolores han sido constantes, y las patadas más fuertes. Aunque dice que la ropa de la bebé es adorable. Me contó que en la casa de Jerry ya tenían la habitación pintada de rosa pastel. Cuando conoció a Luke juró haber sentido a su bebita dar patadas rápidas y fuertes. No paró de hablar con Sofía de bebés, parecían maníacas, y me gustó que se agradaran. Después de todos eran las únicas amigas que tenía cerca. Maddie me envió un panfleto por entrega. Está en sueco así que no entiendo nada, pero es la estrella principal, me alegré mucho por ella. En cuanto a Andrés, nos veremos pronto en España de nuevo. Estoy segura de que cosas buenas van a llegar pronto.
ESTÁS LEYENDO
Zapatillas rotas.
RomanceCristina, una joven que, obligada por su madre al preocuparse por su extremada timidez, decide meterla en una academia de baile, pues ella siempre la escuchaba hablar sobre baile. Cristina trata de no mezclar su vida privada con su vida en el baile...