Capítulo 30

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Habíamos comprado las zapatillas de mi talla, pero al probarmelas me comenzaron a tallar. Las cambiamos por unas mas suaves, pero estaban muy anchas, las cambiamos una vez más por una talla menor, suave, pero su suela era resbaladiza.

- ¡Que te den! Me he cansado de andar de tienda en tienda - suspiré y nos sentamos en un banquillo - debo marcharme, no tengo mucho tiempo y he gastado todo mi sábado en vano con tigo.

Me levanté  comencé a dar vueltas. 

- Venga que me estás mareando, para ya - dijo con voz suave - ¿por qué no seguimos mañana? 

- De acuerdo - dije en susurro - perdón por lo de tu sábado y eso.

- No te preocupes - sonrió y dejó relucir sus bellos y blancos dientes - vamos, quiero ducharme y domrir. 

- Está bien - tomamos un taxi de regreso al apartamento-hospedaje.

Desperté con un vostezo exageradamente grande. Cepillé mi enmarañado cabello y baje por las escaleras en forma de caracol los pisos hasta el número 1. En el trayecto observé las fotos de las bailarinas que habían sido exitosas despues de ganar la competencia. Algunas muy jovenes, otras ya maduras e incluso unas que otras con mas de veinticinco años. Todas eran hermosas, pero hubo una que me llamó la tención.

Una mujer blanca, de labios rojizos, cabello castaño y ojos redondos y verdes, totalmente idéntica a Madeline, por excepción del color de sus ojos y su cara algo más ovalada. Mire su nombre en las descripcion:

Josephin  Kyupers  (1968 - 2000): Ganadora tres veces del concurso de ballet nacional de España. Ganadora una vez del concurso internacional de danza de París. Ganadora de dos menciones honoríficas por mejor interpretación (El lago de los cisnes, la bella durmiente).

Creo que era una de las mujeres más exitosas que habían en esa pared, aunque había muerto muy joven. Miré la pered paralela y observé los prospectos masculinos y me sorprendí aún más al notar un apellido familiar y dificil de pronunciar:

Aleksander Beckenbauer (1965): Ganador dos veces del concurso nacional de ballet de España. Ganador dos veces del concurso nacional de los Estados Unidos de América. Ganador de una mención honorífica por mejor interpretación ( Romeo & Julieta ). Participación en la obra Don Quijote de Nueva Zelanda.

Así que ella es descendiente de dos exitosos bailarines de ballet internacional. La envidiaba en exceso. Mi madre es un contadora común y corriente y mi padre... Él fué un gran héroe. Un ejecutivo prestigioso. Como los extraño.

Me percaté de que alguien gritaba mi nombre, pero era una voz masculina. Stephan. Bajé con rapidéz y noté una enorme sonrisa decorando su rostro.

- ¡Lo conseguimos, Chris, lo hicimos! - dijo y me abrazó, y yo, anonadada, intenté abrazarle pero él ya se había separado y había tomado un tono carmesí en sus mejillas,pero no era a mí, volteé y me dí cuenta de que obserbaba a Madeline. No la había visto cuando bajé, pero ella ni siquiera lo determinó - lo siento - dijo carraspeando, volviéndose  mí - hemos clasificado - sonrió de nuevo.

- ¡Eso es genial, Steph! - dije sonriente - muchas gracias por decirme. No veremos después, ¿vale?

- Vale - dijodespues de besarme la mejilla y salir.

- Es muy majo - dijo Madeline y volteé a verla, pero ninguna expresión fuera de lo normal - ¿sois pareja?

- De baile, meramente - dije y ella se ruborizó volteó su rostro y sonreí - ¿Tú..?

- Nos vemos - me cortó.

¿Y a esa que le pasa? Seguí con mi rutina, después le preguntaría sobre su familia. Subí las escaleras de nuevo y la ví observando las fotografías de ambos progenitores. Tal vez ahora.

- Son tus padres, ¿cierto? - pregunté en voz baja, ella asintió.

- Mi madre - dijo ella - era hermosa, mi padre fué muy guapo, aún lo es - delizó su mano hasta llegar a la descirpción de la foto de su madre - Josephin Kyupers, mi bisabuelo materno era belga. Ellos llegaron a españa hace como unos setenta años. Era tan dinámica, el baile era lo suyo, murió de una neumonia. Mi padre, descendiente de un tatara-abuelo alemán. Él la amó demasiado. Se conocieron en el concurso nacional de ballet de España, el único baile en el que coincidieron. Años después se casaron, y luego nación una bebé de ojos azules como los de su padre, pero los cabellos y el rostro de su madre.

>>La niña vió sufrir a su madre año tras año, hasta que un día su cama apareció vacía - su rsotro no tenía expresión alguna. Era buena guardando sus emociones - juré que ambos se enorgulleserían de mí. Seguí los pasos de mi madre, he ganado el concurso internacional infantil de España hace añgunos años. Me he preparado para ganra este.

- Sé lo que se siete perder a un ser querido - dije mientras comenzabamos a ascender a nuestra habitación - mi papá, él era un hombre de negocios, no fue una hstoria del todo romantica. Conoció a mamá en una empresa de paso como contadora a prueba, se enamoraron, se casaron, tuvieron un varon, una niña vino después  él murió en un accidente, volviendo a casa después de un viaje de negocios. Lamenté mucho ese día.

Luego de charlar un rato me preguntó sobre mi familia. Le conté la historia -completamente toda- que quería borrar llegando a este país. 

- No puede ser todo - dijo después de mi muy largo relato - es decir, falta el final feliz... El desenlace; ¿qué ocurrio con Ximena? ¿y Critian? ¿Y Andrés? - dijo emocionada, como si hablara sobre una telenovela y no mi vida personal.

- Calmate - dije entre risas - no es una novela o algo así, todo ha acabado así, en intriga. Punto final.

- No es justo - espetó - las mejores historias deben tener un final feliz.

- Es una lástima que nuestros padres no hubiesen tenio es oportunidad - dije seria y pensativa.

- Ellos son mas del tipo tragedia, un melancólico final - dijo ella.

Zapatillas rotas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora