Capítulo 18

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POV Andrés:

Me levanté al no oír respuesta alguna, caminé por la habitación en círculos. Empuñé una de mis manos y la estrellé contra la pared, ésta comenzó a sangrar por dos de mis nudillos. Cristina se puso su falda y se acercó hacia mí. No quería que me tocara, aún así cuando me abrazó con lágrimas en sus ojos me sentí la persona mas impotente del mundo. Nunca la había visto llorar. ¡¿Porué poseía tanto control sobre mí?!

Me dejé caer poco a poco hasta tocar el piso, ella se sentó a mi lado sin dejar de abrazarme, ¿qué parte de ser mi chica no entendía? Yo era suyo por completo, y se lo había dejado en claro, pero ahora me había traicionado.

- ¿Quién fué? - ella dejó de sollozar y se limpiaba sus mejillas.

- Lo siento, pero no lo recuerdo - me enfurecí más, producto del alcohol. Me alivia sólo un poco, pero muy poco, que haya sido inconscientemente y no en un momento de lucidez. La abracé casi en contra de mi voluntad. Ella estaba en silencio, no dijo nunca nada - por favor perdóname, te juro que no recuerdo nada.

- Te ofrecí algo que ninguna chica había podido obtener de mí - empuñé más fuerte mis manos y mis nudillos tomaron un color blanco - ¿porqué lo echaste a la basura? 

- Lo siento, te juro que no sé quepasó - tomé su cuello y miré sus ojos llorosos. La besé, descargué toda mi furia en sus labios, toda mi ira, mi impotencia, mi tristeza, reconozco que fué un beso doloroso, mordí su labio inferior haciéndola sangrar un poco, ella se quejó, pero no se separó de mí - no me odies, por favor. Si quieres terminar con esto, lo entenderé, pero por favor no me odies.

- ¿Odiarte? - reí falsamente y con sarcásmo - ¿En serio crees que soy capaz de odiarte? - la estrujé contra mí, relajando más mi cuerpo - estas realmente loca si pensas eso, tú eres y serás por siempre mía, no importa que suceda.

- Nunca jamás volverá suceder - ella se incorporó dejando su cabeza hundida en mi pecho, de verdad no lamentaba tenerla cerca mío.

Salimos del cuarto y llegamos a la cocina, allí encontramos a su amigo. Se veía muy mal, y tenía un horrible aruñetazo en su hombro.

- Sergio - dije y el choco mi mano, Cristina se aferraba fuertemente de mi brazo - ¿qué le pasó a tu hombro?

- Una chica loca que se puso a pelear con otra y me aruñó a mí - se tocó la herida - una fiesta sin marcas, no es fiesta - Cristina se soltó de mi brazo y pasó su mano sobre el hombro de su amigo.

- En la cocina ví un botiquín, te curaré allá - me miró con súplica y asentí - vamos - ambos llegaron hasta la cocina y entraron.

POV Cristina:

Lo tomé del hombro y después de pedirle permiso a Andrés con la mirada, entramos a la cocina. Me senté en una de las sillas de la barra y Sergio se sentó a mi lado. Estar allí me hizo, inevitablemente, reocordar con detalle todo le había sucedido anoche.

Flashback:

Hablé con Joan por largo rato y al final se fué y me dejó sola. Cundo pude hallar a Andrés, estaba hablando con alguien.

- Mira, acuéstate en mi cama y descansa... Eres muy importante y no quiero que te enfermes más... Mira Ximena, sé obediente, después te consentiré... Adiós preciosa.

Después de todo no había cambiado en nada. Estaba jugando ese maldito, pero que idiota soy. ¿Cómo pude pensar que él decía todo aquello en serio?

 Salí del escondite donde me encontraba y entré a la cocina, tomé una botella, esta vez de aguardiente, la destapé sin demora y tomé un largo sorbo.

Mi garganta ardía, mitad por el alcohol y la otra mitad de rabia. Entonces apareció él , se me acercó y tomó mi botella y la tiró a la basura. 

- ¿Qué es lo que te ocurre? - acarició mi mejilla con su mano mientras me miraba con pesar - No has parado de tomar en toda la noche. ¿a caso quieres hacerte daño?

- Mentira - balbuceé un poco borracha y dolida, mientras él fruncía su ceño al no entender mis palabras - Mentiras y más mentiras. ¿Será una costumbre de los hombres decir mentiras? - mi cabeza dabas vueltas, pero aún así no quería dejar de hablar. Todavía estaba en mis casillas como para saber qué éra lo que decía.

- Vamos, descansa, estás muy mal - sujetó mi torso y cintura, y yo apoyé mi cabeza en su pecho cálido.

Llegamos a la habitación y me recostó en la cama, yo me quité mis zapatos y luego se sentó a mi lado mirándome fijamente. Él éra muy guapo, lo abracé y él me devolvió el abrazo un poco incómodo.

- Descansa - dijo con voz suave.

- No quiero - tomé de su brazo y lo halé hacia mí quedando más cerca - no puedo - él se acercó más haciendo que nuestros labios rosaran y luego nos besamos.

Se sentía bien y mal. Me gustó, pero me sentía muy culpables, aún así no lo solté y el tampoco a mí. El maldito alcohol estaba haciendo efecto en mí, y casi no lo lamentaba

Comenzó a besar mi cuello hasta dejar un chupón, yo lo retenía con fuerza hacia mí. Sin querer enterré mis uñas en su hombro bajo su camisa, me quité la falda y la dejé caer. Él me miró unos momentos y me soltó, yo hice igual.

- Tus labios saben a alcohol - dijo en voz entrecortada.

- Lo... Lo siento, yo no quería... Se me fué de las manos - él soltó un profundo suspiro, arregló su camisa y se levantó.

- No volverá a pasar - dijo ruborizado, me dejé caer y me arropé con todas las sábanas, en un minuto perdí la consciencia. Salió de la habitación en seguida dy cerró la puerta.

Fin flashback.

No quiero que nadie sepa nada - Sergio asintió y yo suspiré con derrota. Apoyé mi barbilla en una de mis manos - lo de anoche fue... Fué algo que no debió haber pasado nunca.

- Lo sé - dijo mirándome - esto quedará entre nosotros, será como si nada hubiese pasado - asentía lo que él dijo - fué por el alcohol.

Aunque todo esto nunca se mencionara, jamás sería igual de nuevo. Yo por primera vez en mi vida era infiel, aunque no creo que en serio le importara, sólo por que piensa que soy de su propiedad. No, ya no puedo tener la misma confianza sin que me carcoma la culpa. Es difícil, sobre todo por que es mi ex.

Un furiosos Andrés entró casi derribando la puerta de la cocina y nos miró a los dos con una ira notable en su rostro. Ambos nos levantamos y nos alejamos. Andrés avanzó hacia mi amigo y lo tomó del cuello de la camisa. No sabía que hacer, me quedé paralizada ante esta escena, lo había escuchado, todo lo que decíamos. Ahora la bestia había llegado a su punto límite.

- ¡Tú! - prácticamente alzó a mi amigo y este estaba tan pálido como una hoja de papel - ¡hijo de perra! ¡¿Porqué te metiste con ella?! ¡Ella es mía, ¿entiendes?! - lo fué bajando poco a poco, suspiré de alivio, pero eso no terminaba allí, no, era apenas el comienzo.

Andrés empuñó su mano y  rápidamente le proprocionó un golpe en el estómago haciendo que él cayera en posición fetal, mientras sobaba su estómago. ¡Maldicin, no! Avancé hasta llegar al lado de Andrés y éste me miró con decepción.

- Basta... Por favor - mi voz se quebró, lo tomé del brazo y él solo me miraba, haciéndome sentir peor.

- Me dijiste que no recordabas quién era - Sergio se levantó del piso con todas sus fuerzas y se sentó torpemente en una de las sillas, Andrés desvió su mirada hacia Sergio - ahora espero que entiendas que ella es mía - ¿aún seguía con ésa estupidez?

- No quería que te enfadaras tanto, pero veo que no funcionó en lo absoluto - Andrés salió de allí y yo le seguí como una tonta - por favor disculpame. Entenderé si...

- No voy a dejar - me interrumpió con voz seca - te lo dije hace un rato y te lo digo ahora, soy capaz de todo con tal de que esté siempre a mi lado.

Sergio seguía en la cocina y cuando Andrés desapareció de la casa, ayudé a mi amigo, para enseguida llevarlo al hospital.

Zapatillas rotas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora