Sonreí al público junto a Andrés, mientras trataba de ignorar la mirada fulminante de Jerry. Analicé todo en detalle como de costumbre, mientras recibíamos las medallas del tercer puesto. Yo solo tomé la medalla y salí del lugar con mi querido amigo nuevo detrás. Caminamos hasta el auto y entré rápidamente, no quería hablar con Andrés por el momento, no tenia por que hacer eso. Jerry habló sacándome de mis pensamientos.
- ¿Se puede saber por qué diablos lo besaste? - Jerry se mostraba frío y distante al hacer esta pregunta. Lo miré a los ojos, pero el desvió su mirada casi inmediatamente.
- ¡Yo no lo besé, él me besó a mí! - lo miré de nuevo a los ojos, sostuvimos la mirada bastante rato.
- Pero tu... tu le respondiste - noté un ligero ton de tristeza - ¿a caso te gusta o algo así?
Esta vez fuí yo la que desvió la mirada. Perdí, no pude aguantar, pero ¿por que le importaba tanto? ¿Qué se creía para pedirme explicaciones?
- ¡¿Y a ti que te importa?! - alcé mi tono de voz, mientras volvía mi mirada a sus ojos, en serio me enfurecía que se inmiscuyera tanto - Yo no tengo por que darle explicaciones a nadie, menos a ti. Agradezco que me hallas traído pero eso no te da ningún derecho sobre mi.
Él aparcó el auto en una esquina y se dirigió a mí, con una mirada triste, pero a la vez dulce. Y entonces comprendí. Éra la misma mirada que tenía yo cuando ví a Andrés besando a aquella morena. ¡No! ¡No te enamores de mí!
- No sé si te habrás dado cuenta pero...
- ¡Oye - dije con una sonrisa estúpida en mi boca, tratando de cambiar de tema, y si mis sospechas eran ciertas, esto le iba a doler un poco - mira, sé que eres mi amigo, y confías en mí yo lo hago también con tigo, pero no necesitas ser tan protector, yo sé que no lo conozco y sé que es un mujeriego... pero no te preocupes, por favor.
Su mirada se apartó de mi, creo que dí en el blanco, y enserio lo lamentaba, pero no podía hacer más, no me gustaba lastimar a la gente, mucho menos a mis amigos.
- Es temprano - su voz estaba apagada, la culpa epezó a agrandarse - ¿quieres hacer algo?
- Por qué no... - no me venían ideas a la cabeza - ¿Qué quieres hacer tú? - mi mirada se desvió al momento en que enarcó una ceja.
- Sabes, hoy hay una fiesta, un amigo del instituto - dijo mientras ponía en marcha el auto - ¿vamos? - asentí, y luego recordé nuestras ropas.
- espera, ¿así?
- ¿Qué cosa?
- ¿Iremos así a una fiesta? - pregunté señalando nuestras ropas.
- Cierto, te dejaré en tu casa, iré a la mía y te recogeré de nuevo - dijo pensativo, en ese momento se me dió por detallarlo, mi amigo era muy guapo, rubio de lindos ojos verdes, pero no éra mi tipo, no, él era mi amigo. Desvié mi mirada y me enrojecí cuando descubrió como lo observaba - ¿Qué talla eres?
- ¿ Disculpa? - ¿A caso me preuntó mi talla?
- Tu ropa, que talla, quizá te quede la ropa e mi hermana.
- ¿Tu hermana? - creo que se me olvidó preguntar por ese insignificante detalle.
- Creo que la habías visto, en el centro comercial con migo - dijo pensativo de nuevo - una pelirroja de tu altura, más o menos, ojos verdes y pecosa.
La recordé, bastante celosa para ser su hermana, linda también, pero parecía una adulta, incluso mayor que yo.
- ¿Qué edad tiene? - curiosidad...
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Zapatillas rotas.
RomantizmCristina, una joven que, obligada por su madre al preocuparse por su extremada timidez, decide meterla en una academia de baile, pues ella siempre la escuchaba hablar sobre baile. Cristina trata de no mezclar su vida privada con su vida en el baile...