Capítulo 25

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Ximena estaba a mi lado, en mi cama, en mi habitación, en mi casa. Era una situación que nunca me imaginé, pero ya no importa en verdad. Ella miraba mis atuendos y a todos le ponía mala cara tan solo al verlos.

- No entiendo como puedes ponerte esto tan... - dudó varios segundos antes de decir algo - tan...

- ¿Feo? - complete su oración aburrida.

- Si, feo - dijo tirando mi ropa sobre mi cama - esa es la palabra que busco.

- ¿Sólo por que no muestro mis tetas o mi espalda? - dije tirándome sobre la cama.

- Ni tus tetas, ni tu espalda - dijo mirándo un vestido - ni tus brazos, ni nada.

- No me gustan ese tipo de atuendos... - dejé la frase en el aire.

- ¿Bonitos? - dijo rompiendo una de las mangas del vestido.

- ¿Qué haces? - dije levantándome y quitándole mi vestido.

- Lo mejoro - soltó como si nada.

- No, lo dañas - había arrancado una de las mangas, me fijé bien en el y terminé de tirar de ella - pensándolo bien... - y quité la otra - aún falta algo - dije viéndolo de lejos.

Tomé unas tijeras que habían sobre mi peinadora y comencé a cortar la falda, la cual llagaba hasta el piso. Si, era feo, pero mi abuela me lo había regalado y nunca lo había sacado.

El vestido feo de encaje, se había vuelto uno más bonito, al finalizar solo le cogí un poco el dobladillo y listo.

- Esto es decencia - dijo Ximena al ver el vestido ya más bonito.

 Rodé los ojos, lo tomé y me lo puse, la verdad era la primera vez que me probaba y no me quedaba tan mal como mi otra ropa insípida.

- Bueno - dijo recorriendo mi anatomía de pies a cabeza - pareces una flor primaveral - me hizó dar vuelta - aunque no te queda mal, pero no te lo pongas para ir a la cueva - añadió.

- Por mí no hay problema.

- Sabes, olvidé decirte algo - se sentó en mi cama mientras yo me cambiaba de nuevo la ropa - en la cueva estamos preparando como una fiesta de disfraces - dijo en voz alta - venderemos todo tipo de cosas para recoger dinero y restaurarla un poco - salí de nuevo con mis jeans desgastados y una camiseta blanca.

- Mmm tengo un plan - ella volteó su mirada y pude ver reproche en ella - ¿No me ayudarás?

- ¿Y perderme la diversión? - su mirada cambió - estás loca.

- Bien.

El trabajo se había puesto bastante interesante a medida que octubre, el mes de las brujas, se iba terminando. Había sido el mejor mes de ventas y Joshua se encontraba... Dichosísimo, tanto así que decidió darnos libre el últimos día del mes, lo cual agradecí mucho.

- Cristina - dijo Angie cuando mi turno se había terminado - ¿tienes planes para halloween?

- Pues... - dudé, ¿tendría problema Ximena si al invitaba? O quizá era mejor no decir nada - si, estaré ocupada.

- Oh, bueno - miró su reloj - es tarde, cerraré en unos minutos, deberías irte a almozar ya.

- Si, adiós.

 Tendría que comprar o buscar mi disfraz para dentro de dos días. O sea que no tenía nada de tiempo. Sofía volvería mañana en la noche de su luna de miel -por fin- y me había dicho que me ayudaría a encontrar uno. 

Con mis audifonos puestos comencé a caminar por la calle, luego sentí a alguien tocándome repetitivas veces en el hombro. Me giré y me encontré con unos ojos verdes y cabellos castaños claros. Jerry. ¿Qué querría?

Zapatillas rotas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora