Capítulo 8

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Entré a mi habitación y cerré la puerta con cuidado. Me quité la ropa de Sara y la dejé tendida en una pequeña silla la lado de mi escritorio. Antes de que me diera cuenta ya estaba en la quinta nube.

Mi celular comenzó a vibrar, me levanté y lo  tomé.

- ¿Diga? - una voz me alegró el día, por fín algo bueno.

- Querida - dijo como Sergio como un bobo, al otro lado de la bocina - podrías asomarte por la ventana.

- ¿Que..? - al asomarme pude ver a un lino chico moreno, estatura promedio, simpático con un montón de maletas cruzando la carretera, mientras me saludaba.

Bajé con la velocidad de un rayo, abrí la puerta con una estúpida y enorme sonrisa para saludar a mi querido amigo.

- ¡Hola! - gritamos al unísono mientras nos abrazábamos fuerte mete - ¿Pero que haces aquí? - pregunté soltándolo.

- Bueno, te dije que me había ganado una beca, ¿no? - mi ceño se frunció con curiosidad, asentí lentamente - bueno, la universidad se encuentra unos pocos kilómetros de aquí. Pensé mudarme con tigo, sólo mientras conseguía trabajo y un apartamento.

- ¡Por su puesto! - exclamé demasiado emocionada y luego recordé - ¿Y tu novia?

- Me visitará todos los fines de semana - él entró a la casa y dejó sus cosas en la sala, luego se sentó en el sillón - ¿Dónde dormiré - Oh ese insignificante detalle.

- Con migo - dije un poco apenada - mira pondré un colchón y...

- ¿Por que no mejor con tigo en tu cama? - Soltó una sonora carcajada - Vamos, es un chiste - mi ceño fruncido le dsigustó un poco - Esta bién, tu idea, como quieras.

Tomó su equipaje y lo subió hasta mi cuarto. Dejo todo ordenado en una esquina mientras yo llamaba a Dylan.

- Hola - dije en voz baja - ¿te acuerdas de Sergio?.

- Si, claro, como olvidar a mi primer cuñado - dijo un tanto burlón, acto seguido me sonrojé.

Lo había olvidado, Sergio fué mi "novio" o algo así cuando recién nos conocimos, la verdad todo fué un jueguito tonto, a veces nos dábamos uno que otro besito insignificante. Nada serio en realidad.

- Bueno, él se quedará aquí - pensé un poco - y me preguntaba si podía dormir en mi habitación - y antes que pudiera protestar me apresuré -  dolmirá en un colchón en el piso, a seis metros de mí, si lo deseas - hizo un sonido de desaprobación - vamos, lo conoces, además no tiene en donde más quedarse, y el apartamento no tiene más cuartos.

- De acuero - dijo aún con ese tono de desaprobación - pero les observaré toda la noches si es necesario.

- ¡Gracias! - dije y colgué - todo listo - le dije a Sergio mientras se quitaba los zapatos, el solo sonrió y se dirigió hacia la sala.

Recordé que tenía clase de ballet en la mañana, me metía a la ducha y salí rápidamente, me cambié y salí de mi habitación.

- ¿Te vas? - dijo sin quitar los ojos de su laptop, yo asentí - te llevo - dicho esto cerró su laptop se puso de nuevo sus zapatos. Salimos de la casa y ví su ferrari plateado estacionado al frente de la casa. 

Subimos y colocó una canción de Adele, rolling in the deep, era muy pegajosa. El solo se limitaba a sonreírme. Cuando llegamos me abrió la puerta del auto, recordé la noche anterior y a Jerry, el cual justamente pasaba por allí con el ceño fruncido. ¡No otra vez!

- ¡Cristina! - dijo abrazándome y dándome un beso en la mejilla, pude ver su mano enyesada, ¿a caso fué por ese tremendo golpe?

- Hola - dije con una sonrisa mientras Sergio arqueaba su ceja - mira, él es mi mejor amigo, Sergio. Sergió él es mi amigo y pareja de baile...

Zapatillas rotas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora