Entré a mi habitación y cerré la puerta con cuidado. Me quité la ropa de Sara y la dejé tendida en una pequeña silla la lado de mi escritorio. Antes de que me diera cuenta ya estaba en la quinta nube.
Mi celular comenzó a vibrar, me levanté y lo tomé.
- ¿Diga? - una voz me alegró el día, por fín algo bueno.
- Querida - dijo como Sergio como un bobo, al otro lado de la bocina - podrías asomarte por la ventana.
- ¿Que..? - al asomarme pude ver a un lino chico moreno, estatura promedio, simpático con un montón de maletas cruzando la carretera, mientras me saludaba.
Bajé con la velocidad de un rayo, abrí la puerta con una estúpida y enorme sonrisa para saludar a mi querido amigo.
- ¡Hola! - gritamos al unísono mientras nos abrazábamos fuerte mete - ¿Pero que haces aquí? - pregunté soltándolo.
- Bueno, te dije que me había ganado una beca, ¿no? - mi ceño se frunció con curiosidad, asentí lentamente - bueno, la universidad se encuentra unos pocos kilómetros de aquí. Pensé mudarme con tigo, sólo mientras conseguía trabajo y un apartamento.
- ¡Por su puesto! - exclamé demasiado emocionada y luego recordé - ¿Y tu novia?
- Me visitará todos los fines de semana - él entró a la casa y dejó sus cosas en la sala, luego se sentó en el sillón - ¿Dónde dormiré - Oh ese insignificante detalle.
- Con migo - dije un poco apenada - mira pondré un colchón y...
- ¿Por que no mejor con tigo en tu cama? - Soltó una sonora carcajada - Vamos, es un chiste - mi ceño fruncido le dsigustó un poco - Esta bién, tu idea, como quieras.
Tomó su equipaje y lo subió hasta mi cuarto. Dejo todo ordenado en una esquina mientras yo llamaba a Dylan.
- Hola - dije en voz baja - ¿te acuerdas de Sergio?.
- Si, claro, como olvidar a mi primer cuñado - dijo un tanto burlón, acto seguido me sonrojé.
Lo había olvidado, Sergio fué mi "novio" o algo así cuando recién nos conocimos, la verdad todo fué un jueguito tonto, a veces nos dábamos uno que otro besito insignificante. Nada serio en realidad.
- Bueno, él se quedará aquí - pensé un poco - y me preguntaba si podía dormir en mi habitación - y antes que pudiera protestar me apresuré - dolmirá en un colchón en el piso, a seis metros de mí, si lo deseas - hizo un sonido de desaprobación - vamos, lo conoces, además no tiene en donde más quedarse, y el apartamento no tiene más cuartos.
- De acuero - dijo aún con ese tono de desaprobación - pero les observaré toda la noches si es necesario.
- ¡Gracias! - dije y colgué - todo listo - le dije a Sergio mientras se quitaba los zapatos, el solo sonrió y se dirigió hacia la sala.
Recordé que tenía clase de ballet en la mañana, me metía a la ducha y salí rápidamente, me cambié y salí de mi habitación.
- ¿Te vas? - dijo sin quitar los ojos de su laptop, yo asentí - te llevo - dicho esto cerró su laptop se puso de nuevo sus zapatos. Salimos de la casa y ví su ferrari plateado estacionado al frente de la casa.
Subimos y colocó una canción de Adele, rolling in the deep, era muy pegajosa. El solo se limitaba a sonreírme. Cuando llegamos me abrió la puerta del auto, recordé la noche anterior y a Jerry, el cual justamente pasaba por allí con el ceño fruncido. ¡No otra vez!
- ¡Cristina! - dijo abrazándome y dándome un beso en la mejilla, pude ver su mano enyesada, ¿a caso fué por ese tremendo golpe?
- Hola - dije con una sonrisa mientras Sergio arqueaba su ceja - mira, él es mi mejor amigo, Sergio. Sergió él es mi amigo y pareja de baile...
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Zapatillas rotas.
RomanceCristina, una joven que, obligada por su madre al preocuparse por su extremada timidez, decide meterla en una academia de baile, pues ella siempre la escuchaba hablar sobre baile. Cristina trata de no mezclar su vida privada con su vida en el baile...