POV Cristina:
Salimos de la pista de baile y caminamos hasta llegar a mitad de un parque. Berne se había despedido de mí y su amiga no se atrevió a acercarse para nada. Andrés miraba hacia un punto vacío mientras caminabamos, mi teléfono sonó y contesté.
- Hola
- Hola - dijo Sergio al otro lado de la vocina - espero que vengas pronto, tengo algo que contarte.
- Bien, hablamos allá - colgué y miré fijo a Andrés.
Él me miraba de una manera indecifrable, esperó a que me separara pa poder tomarme y ¿abrazarme? ¿en serio? Nunca lo había visto abrazar a nadie, ni siquiera a Ximena o Berne. Sentí cómo su cálida presencia me llenaba de felicidad. Le correpondí con dulzura.
- No te vayas - susurró en mi oído y sentí una presión en mi pecho, me necesitaba, o al menos eso me daba a entender - por favor quédate con migo.
- Lo haré, pero no ahora - me había acorralado con sus palabras y sus brazos, esta faceta de él me gustaba, era como un niño mimado, el cuál necesitaba mimos, mis mimos.
- Quédate con migo - empuño sus manos tomando mi camisa y acercándose más - ¿qué quieres?
- ¿Qué quiero de qué? - no entiendo que me trata de decir.
- ¿Qué quieres o qué tengo que hacer para que te quedes con migo? - ¡Dios mío, que tierno! Me tenía atrapada, tanto literal como metafóricamente - cuando dije que haría lo que fuera por que fueras solo mía, lo decía en serio, muy en serio - soltó de mi agarre y antes de dar un paso, me giró - no olvides que eres mi chica.
- Y tu no olvides que eres mi chico - dicho esto tomé un taxi y llegué hasta mi casa. Había comenzado a hacer mucho frío, más de lo normal, comenzaría a llover en cuestión de minutos, éra muy tarde, casi las seis.
Entré a mi cuarto y ví a Sergio escuchando música en su mp3, estaba muy concentrado y salí de allí sin hacer ruido, él no se percató de mi presencia. Bajé rápidamente y... Oh sorpresa, ¿una rubia Sofia? Ella se había teñio el cabello, pero... ¿porqué? Ella se dió vuelte y pude contemplar su pancita abultada y sus cabellos amarillos.
- ¿Te gusta? - me senté a su lado y la miré más de cerca.
- Me... Encanta - mentí se veía muy extraña, una Sofia rubia era algo muy raro - creo que subiré a hablar con Serigio de algo.
Salí de la cocina, pude ver los regalos para la boda en un rincón, sólo faltaban unas semanas, ya todo estaba como debería ser. Subí a mi habitación y charle con Sergio un rato. Al parecer Sara, la hermana de Jerry, estudiaría la misma carrera y en la misma universidad de mi amigo.
- Y dime, ¿qué se siente saber que tu ex se va a casar?
- Bueno, si ella es feliz, no importa - sonrió - sabías que es de buena suerte tirarse a la madrina en la boda - le dí un puño suave en el brazo y comenzamos a reírnos.
La noche transcurrió rápida y terminé dormida al revés.
Desperté y ví a Sergio durmiendo en el suelo, roncaba a todo pulmón, pobre, no le dejé espacio para dormir en mi pequeña cama. Hice unos wafles con miel y un poco de café con leche. Segio bajó y desayunamos en silencio, al terminar se fué a duchar. ¿Qué hacer un sábado como hoy? Le dí la última mordida a mi wafle y sonó mi celular. Mensaje de Andrés; "Tengo una fiesta esta noche y quiero ir con mi chica, piénsalo y me respondes, es a las ocho y te recojeré".
Le respondí con un obivo sí .Entré a mi cuarto y me quité los pantalones, pude ver las cicatrices que tenía al costado de mis piernas; me las hice cuando papá se había muerto, yo solía salir por una pequeña ventana bajo la casa caundo me enojaba, ese día no me dí cuenta de que estaba rota y cuando quice salir tenía un terrible doloren mis piernas y botaba sangre de ellas, Dylan me ayudó sin que mamá se enterara, sólo él sabe que las tengo.
ESTÁS LEYENDO
Zapatillas rotas.
RomanceCristina, una joven que, obligada por su madre al preocuparse por su extremada timidez, decide meterla en una academia de baile, pues ella siempre la escuchaba hablar sobre baile. Cristina trata de no mezclar su vida privada con su vida en el baile...