Capítulo 5

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Me levanté, era muy temprano, miré el reloj, eran las cinco y media de la mañana. No tenía nada de sueño, era demasiado temprano para hacer algo. Miré hacia afuera de la ventana, una chica vestida como bailarina miraba hacia mi ventana, mis bellos se pusieron de punta, a la vez que un horrible escalofrío recorría todo mi cuerpo y casi de inmediato me estremecí.

Me recosté un minuto en mi cama y me relajé, volví a mirar por la ventana, la chica seguía allí. Bajé lo más rápido que pude las escalera, salí y pude verla mejor.

Era una bailarina delgada y un poco alta, tenía sus cabellos castaños claros recogidos en un moño con forma de cebolla, sus ojos eran cafés dorados y su piel de color dorada. Éra yo. Me aterré y cerré mis ojos.Cuando los abrí me encontré en medio del salón de ballet, bailaba sin parar y en contra de mi voluntad. Giraba, saltaba, me doblaba y al finalizar hice una reverencia.

Volví a cerrar mis ojos, ahora me encontraba en medio de la pista de baile subterránea, y al igual que la escena anterior, me encontraba  bailando hip-hop, bajaba, subía y me contraía de una manera extraña, cuando la música paró, estas dos chicas iguales a mí se acercaron cada vez más, cada una posó una de sus manos en mis hombros. 

Desperté del sueño, sudaba y estaba fría, casi helada. Recordé la mirada de cada una de mis clones. ¿Qué quería decir aquello? ¿A caso me estaba volviendo loca? Haciendo caso omiso a mi extraño sueño me levanté, me sentí pesada, como si en verdad hubiese bailado toda la noche sin descanso.

Me duché y cambié, las clases eran por la tarde, mire el reloj de pared, eran las ocho de la mañana, aún éra demasiado temprano, mis clases comenzarían a las cuatro. Me puse una ropa deportiva; unos shorts, no tan cortos, de color negro, una larga camiseta y zapatillas. Acomodé mi cabello en forma de cebolla y ni siquiera me molesté en maquillarme.

 El tiempo pasó demasiado lento, vi la televisión de tres maneras distintas, era muy aburridor, había terminado el colegio y la universidad aún no comenzaba. Cuando por fín dió las tren y media, salí. Aún era muy temprano, entonces decidí caminar. Al salir me encontré con cierto bailarín de hip-hop.

- Hola - mesaludó y y le dí un rápido abrazo - Oh vamos, eso no es un abrazo - dicho esto me agarró fuerte de la cintura con sus brazos y me levantó. Solté una pequeña carcajada y me bajó.

- Eres muy fuerte - dije un poco sonrojada.

- Y tú no eres tan pesada - dijo quitando sus sonrisa

- Sabes, el sábado hay un concurso de baile, de hip-hop, y es en parejas... y me preguntaba si... 

- ¿A que hora? - le interrumpí de verdad interesada.

- Cuatro en punto - y me miró directamente  a los ojos. Sus ojos eran verdaderamente bellos, un lindo color azul claro los coloreaba, y su sonrisa era para morirse. 

- Nos vemos entonces - dije y caminé un poco más rápido, el me siguió el compáz.

- ¿Te acompaño? - me frené y lo miré, él se encogió de hombros - digo, es que vamos al mismo sitio.

- ¿Tienes novia? - la pregúnta escapó tan rápido de mis labios que no me dió tiempo de retractarme. 

- No, creo que no es lo mío - me miró directo a los ojos y yo me sonrojé de nuevo, esperen ¿a caso no ha tenido novias entonces? La curiosidad me embargó.

- ¿No has tenído novias nunca? - pregunté, ésta vez intencionalmente. Él soltó una muy sonora carcajada

- No he dicho eso - dijo con ésa enorme y bella sonrisa. - simplemente no son lo mío, ¿entiendes? - negué lentamente - mira, yo creo que la mayoría de la mujeres están locas - dijo encongiéndose de brazos de nuevo - no es que esté mal, pero... No sé, prefiero no estresarme con eso.

Zapatillas rotas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora