Capítulo 42

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Cristina:

Había terminado el último día de preliminares y sólo quedaban tres parejas en el concurso. Yo era la número tres sólo por pura suerte. Stephan no cabía en su dicha. Madeline había quedado en segundo Lugar y en el primero estaban Margareth y su pareja. Cuando terminamos de presentarnos nos ofrecieron algo de comer, pero Madeline y yo lo rechazamos, estábamos llenas... de nervios, claro.

A penas el taxi nos dejó frente al edificio, Madeline salió corriendo para entrar en nuestra habitación, yo por el contrario me quedé en el piso de abajo esperando a que las demás comenzaran a llegar, algunas de las últimas que no llegaron a la final les comenzó lo que Maddie llama La cacería; básicamente se trata de que las compañías intentan reclutar a los bailarines rechazados con puestos más altos hasta el top 10 dejándonos a nosotros -los finalistaz- como el premio gordo. Casi todos los años ocurre con lo que son mayores de edad, puesto que tienen opción de elegir libremente, gracias a que esta ley no cambiaba de este país al mío, significaba que también sería depredada. Claro que los no nativos tendrían ciertos ajustes legales y todo ese papeleo.

Algunas de las chicas estaban empezando a empacar sus maletas, todas estaban invitadas a quedarse hasta el final, pero algunas habían quedado tan afectadas que preferían pasar el shock en un ambiente más familiar. Todas estaban agrupadas en un semi círculo hablando como locas, pero alguien era el centro de atención. No quiero desacredita ami país, pero la curiosidad es algo que nos mata de por vida, así que me acerqué con cautela, tratando de pasar desapercibida.


Pero no lo logré.


-¡Cris! Ven aquí. - Gritó Margareth al parecer la dueña del espectáculo en proceso, así que dí dos pasos diminutos, aunque ella trabajó el resto del trayecto hasta mi. - Quiero felicitar a mi amiga por llegar a tercer lugar. Bien hecho. - dijo "bajo" a mi oído y todas aplaudieron - Bueno chicas, os extrañaré, nos mantendremos en contacto. Espero encontraros en un futuro muy próximo, ¿eh?

Todas empezaron a cuchichear y terminaron despidiéndose de ella mientras yo trataba de escapar. Pero no lo logré, de nuevo. Ella tomó mi brazo con fuerza.

- Oye, ¿ podrías saludar a Madeline de mi parte?

- Seguro.

- Gracias, os deseo suerte - dijo alejándose - Vais a necesitarlas - susurró, pero lo oí a la perfección. Sip, ella lo era, damas y caballeros, una zorra.


Cuando entré a mi cuarto sólo la luz del baño se encontraba encendida, seguí con sigilo hasta él, puesto que la puerta estaba entreabierta y entonces vi unas de las imágenes más perturbadoras que una chica como yo puede ver.

Madeline, su cuerpo encorvado, una de sus manos en su garganta, arcadas por doquier. Ella se estaba haciendo vomitar. ¿Era bulímica? Quedé paralizada por unos momentos. Me devolví hasta la entrada, encendí la luz y ella paró. Comenzó a lavar algo en el lavamanos y luego salió feliz, como si nada.

-¿Cómo estás Cheese? - preguntó normal.

- ¿Y tú? - ella me observó intrigada.

- Supongo que bien.

- Te vi, Madeline, allí adentro, tú... tu garganta. Yo no lo entiendo.

- Cristina, calma - dijo nerviosa - Mira, yo he parado esto, ¿vale?

- Oh, sí, por que lo parecía perfectamente hace unos segundos - recorrí su cuerpo de arriba abajo. Pensaba que su delgadez era natural, cosa de bailarinas, no quería ver por qué eran tan al extremo, no lo notaba.

-Escúchame antes de juzgarme, ¿quieres? - sus ojos se cristalizaron - Estoy en mi peso ideal y no necesito subir un gramo más. Mamá pesaba casi lo mismo que yo ami edad, sólo que yo soy un poco más alta y...

- ¿Estás compitiendo con tu madre? Madeline, tú no eres ella. Ella no está aquí y si lo estuviera no creo que quisiera verte así - señalé la entrada al sanitario.

- No lo entiendes, a tí no te importa el peso ni el baile. - me desafió - lo entiendo, pero esto es mi vida. No me puedo arriesgar como tú. Margareth tiene dos kilos menos que yo, tú también pesas menos y lo sabes.

- ¡Soy como medio metro más baja, por dios! - ella se calló un instante y una lágrima comenzó a bajar por su mejilla.

- Mi manager piensa que debo estar más ligera y Kyle me reprocha el estar casi rompiendole los brazos en los Pas de deux. Necesito mantenerme en línea. Todos creen que debo estar más liviana y no puedo con esto. No puedo comer frente a los demás. A veces sólo cedo y me atraganto en comida, no o había hecho hace más de dos años. Sólo fue ansiedad. Te juro que no volverá a pasar, ¿sí?

Ella en medio de su discuro terminó derrumbándose en el piso, con los ojos rojos e hinchados. Y yo a su lado al rededor de su cuerpo en abrazo.

- Si te exige toda esta mierda, entonces es una pendejada que no vale la pena - ella gimió débil.

- Lo vale para mí, te lo aseguro.

- Nada que te lastime lo merece. Eres alguien muy maravilloso. - dije separándome un poco de ella - Créeme que no es justo. No debes pasar por esto, no de este modo y sola. Júrame que no volverá a pasar.

- Lo juro.


Bueno este cap es un poquito personal. No, yo no vomito, pero conozco a alguien como Madeline, obsesionad@ con su cuerpo a pesar de que está enfermizamente flac@, no deja de probar cosas como esta. No apoyo ningún tipo de trastorno alimenticio. De verdad siento algo de empatía por las personas con estos tipos de problemas, no soy una experta ni nada, pero es mejor no afrontar esto solo. Espero que les haya gustado el cap :)

Zapatillas rotas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora