CAPÍTULO XXXVIII "GANAR O MORIR"

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Mi hermana cazó a Chris

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Mi hermana cazó a Chris.

Me quedé pasmado mientras me contaba cómo es que le pidió a Chris que se casara con ella, es que me parece increíble que se haya tardado tanto.

—¿Y él dijo que sí?

—Obvio, si ha dicho que no, le saco la placa de titanio que tiene en la cabeza con mis uñas de acrílico.

—Supongo que por las buenas está bien.

Conversábamos del tipo de boda que quiere tener mientras preparamos todo para irnos de fin de semana al viñedo, y es que después de tanto estrés, necesito un respiro.

Habíamos buscado a Kai por más de dos meses y simplemente parecía que se lo había tragado la tierra, lo único que me consuela es que se lo comió con Alex como compañía.

—¿Cómo es posible que desapareciera así?

—¿Qué quieres que yo haga? Es tu hermano, deberías saber mucho mejor que yo en dónde está.

—Basta de juegos, Kenneth, encuentra a mi hermano antes de que pierda la paciencia.

Y es que después de verlo casi perder la vida por el amor de Imara, solo puedo pensar en él en estado de descomposición, amar en exceso siempre es lo suyo y obvio que se entregó a la latina con creces.

Estaba acomodando el portabebé mientras pensaba, si es que recorrimos todos los territorios para encontrarlo, necesito un mapa para averiguar si es que pasé por alto alguna ciudad, teniendo a mi cargo la agencia de seguridad resultará más fácil abarcar todo Italia si es necesario.

Marian había decidido invitar a Quetzal a nuestro evento y no me pude negar por más que busqué una razón coherente, he tratado por algunos días levantar el ánimo de mi chica, el anuario de la muerte de su madre está cerca y no hay nada que yo pueda hacer salvo complacerla.

—Rim-rim, coopera.

—No me pidas que tenga una conversación con ella, mi hermano está desaparecido y es gracias a ella, di que no le disparo justo ahora.

—No seas así.

—Estoy tratando, amor, estoy tratando.

—¿Necesitas ayuda, Karim?

—Deja eso, Chris ¿Acaso sabes colocar portabebé? No es que no confíe en ti, te confiaría mi vida ciegamente, pero no la de mis hijos.

—Qué amable.

—¿Y las gafas de sol?

—Al parecer desarrollé cierto repudio por la luz solar.

—Como Kai.

—¿Aún no tienes noticia sobre él?

—Nada.

Quetzal se acercó y por la paz mundial decidí moverme a otro lado, fui en busca de mis hijos cuando me topé con la Chiellini.

🇮🇹 𝐈𝐥 𝐌í𝐨 𝐂𝐚𝐩𝐨 𝟐: 𝐌𝐚𝐟𝐢𝐚 𝐒𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐈𝐭𝐚𝐥𝐢𝐚 🇮🇹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora