Había comido poco en estos días, tenía el apetito muerto a diferencia de Mariana, que solo quería comer y lloraba si no podía hacerlo.
—Oye idiota ¿Quieres irte al infierno de culo por hacerle esto a una mujer embarazada? —Fabio me miró con sorna.
—Ya no le pidas nada, Yordi, estaré bien —lo que más nos preocupaba eran los bebés, así que monitoreábamos que ambos se movieran, Mariana comenzaba a tener contracciones más constantes y aunque aún no estaba en labor de parto, pronto lo estaría.
—Comerá ella, pero tú no.
—Dale de comer a ella ¿A qué hora te pedí para mí, imbécil cabeza hueca?
—Tienes la boca muy grande, Castelán, más te vale que te controles, no estás en condiciones de ponerte grosera.
Fabio le ofreció comida a Mariana y la aceptó sin dudarlo, es su embarazo el que la doblega, de otro modo podría morir de hambre, pero tenía que pensar en sus bebés.
—¿Quieres un poco? —negué con la cabeza.
—Come tú, chiquita, los pequeños deben estar hambrientos.
—Eres tan dulce.
—Mejor cállate asqueroso de mierda, debe sentirse muy bien entrar por una puerta que mi cuñado tiró —cuando entendió la referencia, se acercó a mí de manera amenazante, Mariana no lo permitió del todd, soltó el zarpazo con violencia, sus uñas acrílicas le hicieron un daño serio al Capone en el rostro.
—Hija de puta —Fabio golpeó en el rostro a Mariana, ardí en rabia y me lancé encima de él, teníamos una desproporcionada pelea cuando escuchamos disparos.
—Feliz navidad hijo de puta —le dije. Fabio se alejó de mí y tomó su arma, le quitó el seguro, salió y cerró la puerta con llave—, Mariana, Mariana ¿Estás bien?
—Me duele la espalda, no me puedo levantar, duele mucho.
—Tranquila, dame una mano, levántate despacio —mi hermana se quejaba tanto que no tuve más remedio que llorar con ella, al parecer se había lastimado seriamente, estaba agotada, sucia, hambrienta y triste, pésima combinación.
En realidad no sabíamos lo que pasaba afuera, pero por lo que sea que fuese, tenía que mover a Mariana antes de que el peligro llegara aquí también.
Una vez que a mil apuros pude ayudarla a levantarse, caminamos al extremo de la recámara para ocultarnos detrás de una columna que nos cubría a las dos.
—No estés asustada, respira, estaremos bien, estoy segura —en realidad no lo estaba, pero no podía decirle eso, las mentiras siempre son necesarias.
El disturbio se hizo más presente en el piso en el que estábamos, al parecer golpeaban o chocaban con la puerta, todo fue temor e incertidumbre hasta que la puerta finalmente se venció y un par de sujetos cayeron dentro, uno sujetó con fuerza al otro, le rompió el cuello, me estremecí, me puse frente a Mariana.
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🇮🇹 𝐈𝐥 𝐌í𝐨 𝐂𝐚𝐩𝐨 𝟐: 𝐌𝐚𝐟𝐢𝐚 𝐒𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐈𝐭𝐚𝐥𝐢𝐚 🇮🇹
Novela JuvenilDespués de tener claro el poco prometedor panorama actual de la mafia, Kai Assanti está decidido a recuperar a su gran amor y protegerlo a toda costa, aunque eso signifique quitarle el trono de La Cosa Nostra a su propio hermano. "He sembrado odio...