CAPÍTULO LXXX "VUELO A COREA"

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Es muy importante, siempre, estar concentrado cuando tienes en tus manos una pieza que cambiaría el juego y que posiblemente, lo ponga a tu favor

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Es muy importante, siempre, estar concentrado cuando tienes en tus manos una pieza que cambiaría el juego y que posiblemente, lo ponga a tu favor.

Llegué a la Catedral de Milán para hablar con Corey en un lugar que difícilmente sería el de la cita de mafiosos de renombre, entré apresurado debido a la ansiedad que la situación me provocaba, quería acabar con todo esto esta misma noche aunque solo fuese mi idea.

—¿Me vas a decir en qué problemas te metiste para conseguir esto?

—No entremos en detalle ahora, Corey, vamos, resuelve esto ya —introdujo la USB en su computadora y mientras miraba, su rostro cambió de un semblante de satisfacción a uno de total alerta.

—Tienes que irte, me encargaré.

—¿De qué hablas?

—Tiene un virus rastreador, saben que estás aquí —estábamos en plena charla cubierta de histeria cuando una bala atravesó el pecho de Corey Wolffer, cayó al suelo y la lluvia de balas por todos lados, me cubrí como pude, me volví loco en ese momento, tiré de Corey para ponerlo en un lugar en el que no pudiera recibir más daño.

—Lo siento, lo siento mucho, Corey —tomé la USB, saqué mi arma y me dispuse a emprender la huida.

—Susy, ya llegué —la inconfundible voz de Enrico me hizo comprender que si no salía de ahí, no viviría para contarlo, disparó a cualquier lado intentando ubicar mi posición, miré unos segundos el corazón que traía en mi brazalete y dentro de él, la foto de mi pequeño que aún no llega a este mundo.

—No tengo opción, hijo, salgamos juntos de acá ¿Ah? —con suavidad le quité el seguro a mi arma mientras los esbirros de Enrico inundaban la catedral.

—Usted disculpará señor, pero tengo a un hijo tuyo con muchas ganas de ir hasta tu gloria —refirió mientras se acercaba al altar, el muy hipócrita se persignó y entonces tuve que moverme.

Disparó, equivocadamente, claro está.

—Sabía que eras despreciable, pero no imaginé que pudieras robar, Kai, eso es tan bajo, hasta para alguien como tú.

Si Enrico está aquí es porque Hammani le ha dicho como encontrarme, está jodido y lo estará más si me matan por su culpa, aunque eso no me consuela para nada.

—¿Lo dices como hijo único o como hermano de un muerto? —tenía que distraerlo, así que me vi en la necesidad de jugar muy sucio, Enrico, enardecido, disparó en mi dirección nuevamente de manera equivocada.

—¡Cállate cabrón! ¡Voy a matarte y le daré tu carne a mis perros, hijo de puta!

—Con razón Massimo prefirió morir que seguir aguantándote Enrico, a ti te mueve tu puta consciencia asquerosa, sabes que tú causaste la muerte de tu hermano, eres una mala persona y él no lo era, resultaste poca cosa para el pobre Massimo, que seguro estoy, está en un lugar inmejorable.

🇮🇹 𝐈𝐥 𝐌í𝐨 𝐂𝐚𝐩𝐨 𝟐: 𝐌𝐚𝐟𝐢𝐚 𝐒𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐈𝐭𝐚𝐥𝐢𝐚 🇮🇹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora