CAPÍTULO LVIII "KITTY"

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Revisé las cámaras de casa y en efecto, la inglesa había ultimado al sujeto que estuvo a nada de matar a mi hermano

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Revisé las cámaras de casa y en efecto, la inglesa había ultimado al sujeto que estuvo a nada de matar a mi hermano.

—Borra esto ahora mismo —le indiqué a Alex antes de decidir ir a la recámara de Karim, han pasado más de ocho horas, creo que es momento de preguntarle qué fue lo que sucedió.

Entré sin llamar a la puerta, Karim estaba sudoroso, pálido y extraño, fruncí el cejo, Chris apareció un par de minutos después.

—Tiene fiebre, fue una locura operarlo aquí, Kai.

—¿Qué quieres que haga?

—Consigue una orden judicial para que pueda ir al hospital, no la va a pasar bien si se queda aquí.

Salió a atender una llamada, entonces me acerqué a Karim, incluso me senté a su lado.

—Solo alguien tan dañado como tú valoraría más el ir a prisión que su propia vida.

—Estoy bien —susurró.

—¿Realmente estás consciente? No te ves bien.

—Lo estoy, de verdad que lo estoy.

—¿Qué hacía Georgia aquí?

—Si no es por ella, no me hubiese dado cuenta que nadie estaba cuidando el fuerte ¿Cómo está Ken?

—Bien, pudo ser peor, estará bien en un par de días ¿Qué harás con Georgia?

—Nada, Kai, ella lo sabe ahora, no tengo más remedio que mantenerla cerca a fin de que no diga nada.

—¿No será que realmente quieres tenerla cerca?

—No lo sé, me siento tan vacío que morir ya no me parece tan mala idea.

—Tienes hijos que cuidar, no te saldrás con la tuya, vivirás para cumplir con tus obligaciones.

—Me duele mucho la cabeza.

—Es normal, dejaste de respirar algunos segundos.

—¿Qué sabemos de mis atacantes?

—Rusos, sin identificaciones, profesionales, quién sea que haya planeado esto, estará muy molesto porque esos seis sujetos parecían ser de élite y tú los eliminaste como si fueran cualquier cosa.

—Y eso que estaba en pijama, he estado con mi ropa de entrenamiento y esto se hubiese convertido en mi jaula de MMA.

—Supongo que sí.

Permanecí a su lado, la temperatura le aumentó y lo noté de inmediato porque comenzó a confundir la realidad y a decir cosas que de manera sobria jamás hubiera dicho.

—¡Oye Cristopher! ¡La fiebre no baja! ¡Está temblando!

—Hago lo mejor que puedo por si no lo notas, más te vale que hables con Isabella y le digas lo que sucede aquí, porque yo no me voy a tirar al plato de mi prometida por cubrirlos a ustedes —suspiré—, iré al hospital por más medicamentos, no podemos hacer más por él, salvo mantenerlo cubierto de hielo y esperar que la maldita temperatura baje, volveré rápido.

🇮🇹 𝐈𝐥 𝐌í𝐨 𝐂𝐚𝐩𝐨 𝟐: 𝐌𝐚𝐟𝐢𝐚 𝐒𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐈𝐭𝐚𝐥𝐢𝐚 🇮🇹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora