CAPÍTULO XXXV "CONFUSO"

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—¿Funciona?

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—¿Funciona?

—No lo sé, es más fuerte mentalmente de lo que pensé, supongo que debo disculparme con él por subestimarlo.

—Te dije que no tendría problemas con la prueba física, es un atleta, debimos traerlo antes de que estuviera así, hubiese rendido mucho más.

—Debimos usar otra hipótesis con él, su rendimiento bajó en cuanto la usamos.

—No podemos hacer nada más, tenemos órdenes y si queremos buenos resultados, tenemos que trabajar con lo que tenemos…

Desperté de golpe y sobresaltado, miré a los lados y dudé un poco de mi ubicación actual, no hay gente vigilando dentro.

Tampoco estoy atado.

Me levanté de la cama y caí al suelo casi de inmediato, mi cuerpo no respondía de manera óptima y no entendí la razón. Intenté ponerme de pie nuevamente y fallé esta y las siguientes dos veces, respiré profundamente, me tomé mi tiempo, volví a ponerme de pie, esta vez no caí, así que pude acercarme sin problema a la puerta y abrirla.

¿En dónde estoy?

Salí de la recámara, miré mi reflejo en el cristal que se encontraba frente a mí, tengo un parche en la cabeza y me duele de forma aguda y punzante.  

¿Qué hizo esta gente conmigo?

Seguí caminando de forma descompuesta y apresurada ¿Por qué luce tan diferente este lugar?

—Christopher —no sé cómo explicarles lo que estoy experimentando justo ahora, tengo a tres hombres frente a mí que una parte de mi cabeza me dice que sé perfectamente quienes son mientras que, la otra parte de mi cabeza me dice que jamás los había visto en mi vida.

—No se acerquen.

—No puedes salir.

Llámenlo instinto, magia o entrenamiento que ya olvidé, pero justo ahora pude golpear a tres sujetos que seguramente están perfectamente entrenados y no transpiré ni un poco.

Seguí caminando ¿Cómo salgo de aquí?

Miré a los lados sin tener ninguna respuesta, sin embargo, me iba encontrando obstáculos que no tuve problema para eliminar.

¿En dónde aprendí a golpear así? ¿Acaso tuve tiempo después de clases en la facultad de medicina o qué mierdas?

Seguí el largo corredor hasta que comenzó a sonar una alarma que me perturbó en serio, me puse de malas, solo quería salir de ahí y estar en un lugar tranquilo.

—¡Callen esa maldita porquería! —pero nadie me atendía, los que podían me enfrentaban y los que no, se alejaban de mí lo más que podían.

Necesito un arma, no podré salir de aquí rápido si no consigo un arma.

🇮🇹 𝐈𝐥 𝐌í𝐨 𝐂𝐚𝐩𝐨 𝟐: 𝐌𝐚𝐟𝐢𝐚 𝐒𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐈𝐭𝐚𝐥𝐢𝐚 🇮🇹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora