CAPITULO LXXXIV "INCISIVO DE DIAMANTE"

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Después de la visita de Quetzal no pude dormir, amaneció y yo para nada que sentía el cansancio, entendí que tenía que irme aun con más cuidado del que ya tenía planeado, tengo que encontrar a Kai lo más pronto posible

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Después de la visita de Quetzal no pude dormir, amaneció y yo para nada que sentía el cansancio, entendí que tenía que irme aun con más cuidado del que ya tenía planeado, tengo que encontrar a Kai lo más pronto posible.

—¿Por qué no le dijiste que sí lo estás buscando?

—Entre menos personas lo sepan creo que es mejor, Ken.

Kai y yo habíamos perdido esa conexión desde hace mucho tiempo, no podía sentirlo y no quería pensar cosas desagradables, de otro modo Enrico estaría presumiendo que lo ha matado.

—¿Day? —miré a Geo sin mirarla realmente, mi cabeza estaba muy por encima de lo normal, no puedo concentrarme, no puedo dormir, no quiero comer.

—Geo ¿A qué hora llegaste?

—Recién, para nada que dormiste ¿Verdad?

—Necesito encontrar a mi hermano, me molesta que mi papá siempre tome las decisiones, se supone que soy el maldito jefe… bueno, no estoy para nada seguro que soy ya que Kai es el actual jefe.

—Dayton, eres muy duro contigo mismo, pasaste por mucho estos días, tu hombro no ha sanado y estás estresado porque tu hermano está desaparecido.

—Esa palabra es horrible, Geo, Dios, me voy a volver loco.

—Quiero por favor que comas algo y duermas, no me obligues a ser inquisitiva contigo, necesitas descansar.

—Tengo que encontrar a mi hermano, ahorita no estoy para descansar, lo haré cuando lo encuentre o muera, lo que pase primero, dame un momento, necesito estar solo con mi cabeza ¿Sí?

—Iré a clase y vengo a verte más tarde ¿Ok? —me besó los labios—, duerme, por favor.

Salí de la casa a caminar sin tener un rumbo específico, a medida que caminaba, sentí dolor en mi hombro que confundí con con el de mi vieja herida.

Traté de ignorarlo, pero se agudizaba, hasta que finalmente pude localizar el dolor, justo en mi pecho.

Me costaba caminar, respirar y mantenerme sereno.

—¿Karim? ¿Qué pasa?

Preguntó mamá apenas fuera del auto, papá también me miró y todo empeoró cuando vi a Isabella descender del auto.

Sentí como si mi pecho se quemara por dentro, terminé de rodillas en el suelo y grité, era la única forma de deshacerme del dolor.

Es él, lo sé, es él.

—¡Karim! ¡Karim! —mamá me sostuvo, me limpiaba las lágrimas mientras parecía que estaba en una especie de trance, no sé cómo explicarlo, es como si pudiera estar con él y a la vez, ser él.

Chris también estaba aquí, él parecía saber exactamente lo que tenía.

—Karim, no hay nada que podamos hacer por ti.

🇮🇹 𝐈𝐥 𝐌í𝐨 𝐂𝐚𝐩𝐨 𝟐: 𝐌𝐚𝐟𝐢𝐚 𝐒𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐈𝐭𝐚𝐥𝐢𝐚 🇮🇹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora