CAPÍTULO LXXVI "TERAPIA EN EL ACUARIO"

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Miraba mi reflejo en el espejo y apenas me reconocía, no sé en qué momento terminé metido en esto, pero lo que sí sé es que tengo que salir si quiero otra oportunidad que seguramente no merezco

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Miraba mi reflejo en el espejo y apenas me reconocía, no sé en qué momento terminé metido en esto, pero lo que sí sé es que tengo que salir si quiero otra oportunidad que seguramente no merezco.

Mientras intentaba afeitarme con mi mano inútil, tuve a la vista la única fotografía que tengo de mis hijos, Marian y yo, suspiré profundamente mientras me hacía mil preguntas ¿Qué hice tan mal como para no merecerla?

—Te odio tanto como te amo, Marian, me dejaste cuando más te necesitaba, pero no te odio más de lo que me odio a mí mismo, porque si decides regresar, te perdonaré mil veces —susurré. Pasó un buen rato y no podía despegar la mirada de su imágen, no me concentraba mucho en esto, porque seguro estoy de que podría enloquecer, la manera en la que la extraño y odio al Kiss por estar a su lado no tiene precedentes.

—Si tanto la amas ¿Qué estás haciendo aquí, Stephano? —miré a Georgia por el reflejo del espejo, hicimos contacto visual y entonces, se giró para irse, me apresuré para alcanzarla, la sujeté de la cintura.

—¿No tengo permitido extrañar a mis hijos?

—Esa mirada no era la de un padre y lo sabes bien, Stephano.

—Si me dices Stephano no me sienta bien, así se llama mi padre, es raro que me llamen así, nadie lo hace.

—Yo lo hago, Stephano, adiós.

—Oye —la sujeté de nuevo, el hombro me dolió, me quejé un poco, así que tuve que ser más atrevido, sujeté su cuello y, aprovechando su reflejo en el cristal, me incliné para acariciar su oreja con los labios— me dolió, me debes una disculpa.

Me miró fijamente a través del cristal, era un libro abierto para mí, ella lo quería así.

—Suéltame.

—No quieres que lo haga, Georgia ¿Por qué peleas tanto si hace mucho que perdiste? Eres extraña, porque sigues peleando contra algo que no puedes ganar, lo sabes, pero la resistencia es lo tuyo ¿Cierto?

—No soporto que me controlen.

—Yo no te controlo.

—Lo haces, no puedo alejarme de ti, me enferma.

—¿Y es mi culpa?

—Sí, porque se trata de ti, eres tú.

—Si muero tal vez puedas irte —se giró para sujetarme el rostro.

—No te atrevas a irte de esta dimensión, no sin mí, Stephano.

—Ya comienza a gustarme cómo suena mi nombre en tu boca, Geo, llegaste temprano.

—Mi mamá y sus guarros me vuelven loca, me toma mi tiempo escapar así que me desperté más temprano.

—Me pregunto cómo es que puedes burlar tan calificada guardia.

🇮🇹 𝐈𝐥 𝐌í𝐨 𝐂𝐚𝐩𝐨 𝟐: 𝐌𝐚𝐟𝐢𝐚 𝐒𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐈𝐭𝐚𝐥𝐢𝐚 🇮🇹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora