CAPÍTULO XXX "¿ESTÁS DESPIERTO?"

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No es que sea perezoso -que sí lo soy-, pero justo ahora lo que más odio es tener que ir a trabajar cuando quisiera quedarme en cama con mamá cuervo y mis cuervitos

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No es que sea perezoso -que sí lo soy-, pero justo ahora lo que más odio es tener que ir a trabajar cuando quisiera quedarme en cama con mamá cuervo y mis cuervitos.

—¿Karim? ¿Está lista el agua? —es momento de bañar a los pequeños, puse el termómetro, creo que es temperatura perfecta.

—Sí, está lista, ducharé a Karime, puedes duchar a Isaac hoy.

—Me parece bien —tomé a mi pequeña florecita, me miró fijamente con esos enormes ojos azules como los de su madre.

—¿Qué pasa amor mío? Papá está medio idiota, así que no te muevas mucho que entraré en pánico, ayúdame, porque mamá no puede hacer todo sola ¿Comprendes? —me miraba con suma atención y si yo la miraba, sonreía risueña, mi corazón latía rápido—, oh, hija, no hagas eso, papá se pone nervioso.

Tenía los ojos de su madre, pero tenía mi chulería, lo que no me agradó mucho.

—Ella es igual que tú, así miras a las niñas que te gustan.

—Deja de decir eso, solo me gustas tú.

—Cállate hipócrita.

—¿Verdad princesa? ¿Verdad que papá solo mira a mamá? Sí, claro que sí, ya pasó esa época en la que papá miraba niñas sin ton ni son, ahora soy un hombre decente, pero usted, señorita, novio hasta que yo muera ¿Entiende?

—No le digas eso a mi hija, espero que vivas muchos años.

—Claro que sí, cien de ser posible y los mismos que quiero pasar contigo.

—Oh, eres mi guapo coqueto —me incliné para besarla, ella se colocó a mi lado para bañar a Isaac.

—Hola mi principe ¿Ya te vas a bañar? Qué niño tan limpio.

—¿Vas a ir a la empresa?

—Sí, tengo una clienta con cita agendada.

—Karim, no pelees con Kai, sabes que la está pasando mal por lo que Chris, independientemente de si es su culpa o no, lo quiere tanto como tú.

—Que le den —miré a Karime—, ese tío tuyo, hija.

—Él los salvó, no sabemos qué pudo haber pasado.

—Estoy molesto con él, ya ni siquiera sé exactamente por qué, pero lo estoy, siento una enorme frustración —susurré mientras colocaba shampoo en la cabecita de la bebé— Shampoo ricitos de oro, no manches amor ¿Cuáles chinos?

—Yo soy de cabello rizado, ellos podrían salir así.

—¿No te es suficiente que tengan tus hermosos ojos?

—Tienen toda tu cara, Assanti, solo míralos.

—Oh, si, están hechos por dioses, ricitos de oro —me reí— ¿Cómo ves princesa? Que rizada tú, pero mira tu cabellito, mi cielo, estás más lacia que el desgraciado de tu padre.

🇮🇹 𝐈𝐥 𝐌í𝐨 𝐂𝐚𝐩𝐨 𝟐: 𝐌𝐚𝐟𝐢𝐚 𝐒𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐈𝐭𝐚𝐥𝐢𝐚 🇮🇹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora