CAPÍTULO XXVI "FELIZ PRIMER DÍA"

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Me gustaba estar así, aunque nuestra condición era de peligro, me gustaba la idea de quedarnos así, como cuando éramos niños

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Me gustaba estar así, aunque nuestra condición era de peligro, me gustaba la idea de quedarnos así, como cuando éramos niños.

Siempre fue más valiente que yo aunque no le gustaba pelear, por alguna razón, siempre dejaba que creyeran que yo era el bravucón, cuando en realidad, era él, sin embargo, yo tenía terror por los relámpagos y siempre terminaba en su cama, ambos nos asustabamos y nos reíamos después de saltar debido al estruendo.

—Te extraño mucho —susurré. Habían pasado algunas horas, o no lo sé, pero Kai se había quedado dormido, me alarmó un poco que estuviese sudando, palpé sus mejillas, estaban enrojecidas—, la puta madre que parió al cabrón fabricante de este puto ascensor, ¡Kai! —lo sacudí un poco, pero no despertó— ¡Kai! ¡Kai! Despierta.

Después de algunos fallidos intentos, abrió los ojos, me confundí tanto porque no entiendo qué es lo que sucede, estaba bien hace unas horas, joder.

—Déjame, me duele —murmuró.

—Kai, no te duermas, no puedo hacer mucho por ti, salvo mantenerte despierto, no quiero que empeores ahora ¿Sí? ¿Te duele? ¿Qué te duele?

—Mi brazo —susurró.

—Déjame ver —no sé por qué en estas horas de sofocante aire caliente la herida de Kai se había transformado en un volcán infectado -sé que está infectada porque me han reventado mil veces y sé lo que es una herida infectada-, suspiré con preocupación—, tu herida está infectada.

—Es obvio, olvidé tomar el antibiótico, Quetzal me va a golpear con el cinto.

—¿No traes contigo el medicamento? ¿Qué pasa contigo? Nunca olvidas estas cosas.

—Tengo muchas cosas en la cabeza —me miró, sus ojos lucían cansados y enrojecidos.

—Supongo que estás pensando cómo evitar que tome el trono en diciembre ¿Verdad?

—Sí —suspiró—, no puedes quedarte ahí, Karim.

—¿Por qué no?

—Porque no, si lo digo yo no deberías de necesitar mayor explicación, yo digo que no debes y no lo harás.

—¿Es por el bebé?

—Es por todo, no lo entenderías aunque te lo explicara —se movió un poco, al parecer tenía mucho dolor, así que desistió y no se alejó más—, tengo calor.

—Nos estamos quedando sin aire —finalmente, elegí ponerme de pie pese al riesgo, total, si vamos a morir que sea ahora y no ya que nos cause más dolor o me enoje en exceso— ¿Sí saben quiénes están aquí verdad?

—No seas soberbio, si dices esas cosas harás que nos dejen caer.

—¿Qué se supone que debo hacer?

—Callarte, me irritan tus gritos.

—¿Prefieres caer?

—Me pones en duda si la otra opción es escucharte.

🇮🇹 𝐈𝐥 𝐌í𝐨 𝐂𝐚𝐩𝐨 𝟐: 𝐌𝐚𝐟𝐢𝐚 𝐒𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐈𝐭𝐚𝐥𝐢𝐚 🇮🇹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora