Después de tener claro el poco prometedor panorama actual de la mafia, Kai Assanti está decidido a recuperar a su gran amor y protegerlo a toda costa, aunque eso signifique quitarle el trono de La Cosa Nostra a su propio hermano.
"He sembrado odio...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No sabía cómo sentirme con esto, simplemente no entendía nada.
—Rich.
—¿Por qué? Siempre me he preguntado esas cosas, cuando entendí que mi papá murió dolorosamente y mi mamá de forma rápida pero violenta, siempre me pregunto ¿Por qué? Estoy seguro de que en el mundo hay gente mucho más malvada ¿Por qué Cass?
—Así es la vida, Rich, injusta.
—Lo veo, lo he visto tanto tiempo que ya debería encontrarme acostumbrado.
—¿Iremos a México? —negué.
—Eric no quiso, dice que no tiene sentido, haremos el funeral aquí y después quiere llevar sus cenizas a México —exhalé—, me vuelve loco.
Miré a Chris a la distancia, conozco a ese hermano mío aunque no hemos tenido una gran convivencia a lo largo de los años, sin embargo, siento que hemos estado juntos toda la vida.
—Ve con él, iré a ver a Quetzal —susurró Vall, asentí y me acerqué a mi taciturno hermano mayor, ambos miramos el horizonte de la bella Milán.
—Kai me contó lo que pasó en Bangkok ¿Por qué no me dijiste? Hubiera ido contigo sin pensarlo y creo que Mau también.
—Hay cosas que Chris tiene que arreglar solo —susurró, parecía tener una transición de esas extrañas, incluso fumó, nunca lo había visto fumar, ni siquiera sabía que podía hacer eso.
—Pero somos tus hermanos.
—Sí y por ello debí hacerme responsable de lo que me correspondía desde hace mucho, tal vez Cass no hubiera muerto.
—No sabemos la razón de su muerte.
—Ese es el problema, no sabemos por qué murió, solo sabemos que esta muerta.
—Chris, nosotros entendemos que tal vez no naciste para esto.
—Porque nací para esto es que lo evito, soy un peligro, Richy, si yo entro al juego la cosa se puede poner muy tensa, no quiero hacerlo, de alguna manera el que controlen esto ha sido un alivio para los demás, una sola cabeza no le conviene a nadie que no seamos nosotros.
—Chris, esto no es tu culpa.
—No lo sabré hasta saber por qué murió.
—Mientras eres inocente ¿No lo crees? —me miró—, si sigues pensando estupideces acabarás muerto ¿Acaso crees que necesitamos más de eso? Hemos perdido suficiente, Chris, papá, mi mamá…
—Nuestra…
—Ok, nuestra madre ¿Qué más?
—Esto es una declaratoria de guerra, Rich.
—¿Pero de quién? No tenemos idea de quién lo hizo, un paso a la vez ¿Te parece? Vamos a llegar al fondo de esto, porque no estamos solos.
Ambos miramos a Kai, habla por teléfono desde la mañana.
