Recogiendo Escombros

36 3 2
                                    

Nuestro mundo se ha acabado. El suelo debajo de nuestros pies se ha ido desmoronando y ya no queda donde mantenerse en pie. Esta mañana al levantarme tu lado de la cama estaba frío. No pensé que fueras una cobarde, pensé que habías sido valiente; si me hubieses esperado te hubiese convencido de que te quedaras y el ciclo jamás se iba a terminar. A veces odio lo valiente que eres.

No tengo ni idea de que hacer con la taza donde tomabas café, las toallas que compraste para el baño o la alfombra de la puerta principal que me recibe todas las tardes con un sarcástico "Bienvenidos".

Tu presencia esta en todas partes; a cualquier parte que mire algo inevitablemente me recuerda a ti. Normalmente son cosas buenas. Cuando me pasa, me pregunto a dónde habrán ido a parar todas esas cosas buenas. Te encuentro en el metro, detrás de las paredes y en los espejos. Ojala pudiese tocarte.

¿Cuándo el mundo dejó de girar en torno a nosotros? ¿Cuándo las hadas y el polvo mágico nos abandonaron a nuestra merced?

Dios... Cuanto te amé. Y cuánto lo sigo haciendo.

Nuestro mundo se ha acabado y no sé cómo crearlo de nuevo. Ya no estás conmigo y yo solo no puedo. Nuestro mundo se ha acabado y las estrellas han dado su voto en contra nuestra; el cosmos conspiró y un vació se creó entre tú y yo.

Quiero que sepas que estoy intentando recoger los escombros, por si algún día se te ocurre volver y construir nuestro mundo de nuevo, podamos hacerlo sobre las miserias del anterior.

Relatos Sin NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora