Luisa y Luis

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Luis

Luis no entendía muy bien que pasaba a su alrededor. Todo estaba oscuro y confuso, un poco como cuándo vas caminando en la niebla y no puedes ver más allá de donde alargas tu mano, con las posibilidades de que delante de ti esté lo que estas buscando o por el otro lado que puedas caerte al vacío inevitable. Luis olisqueo el aire. Olía a vómito y a alcohol y cuando se levanto por completo y se sacudió los restos de sueño que quedaban en su mejilla izquierda comprendió que se encontraba en la sala de su casa y que no se veía casi nada a pesar de que eran las 3 de la tarde y el sol estaba en su mayor punto. Vio que las ventanas tenían sábanas, cobijas e incluso bolsas de basura, Luis no quería saber si las bolsas tenían o no residuos. Se levanto y volvió a revisar el reloj... Si, si eran las 3:12 pm lo que significa en su cabeza que todavía no debía haber llegado su madre, pero por el olor y las ventanas ya llevaba por lo menos una hora en la casa. Comenzó a buscarla hasta que la encontró casi inconsciente por el alcohol recostada sobre la mesa de la cocina. A su lado descansaba una cubeta. 

- Ya veo de donde viene el olor a vómito... - Pensó Luis vagamente. 

Luis tenía 12 años pero era robusto. Demasiado para su edad siempre decía su madre. Y su pelo era irregular debido a que su madre empeñaba en cortárselo a pesar de no tener ninguna experiencia en ello, por lo cual siempre tenía un lado más largo que otro y un flequillo extraño e irregular que no era ni demasiado largo ni demasiado corto. Su madre siempre se reía de eso mientras le daba mimos. Esos eran sus mejores recuerdos junto a su madre. 

Su madre hizo entonces un ruido que lo saco de sus pensamientos. Roncaba. La agarro por los brazos y alzándola todo lo que pudo recorrió la sala, la pequeña entrada de su casa, subió las escaleras tambaleándose y atravesó el pequeño pasillo en L de la casa. Entro en su cuarto color melón y la acostó en su cama, le quito los zapatos y la arropó con la cobija, a lo cual su madre respondió tapándose la cara y gruñéndole.


- Si, ya voy a eso - Dijo mientras caminaba hacia la ventana y cerraba las pesadas cortinas color vinotinto. 


Volvió a escuchar que roncaba y salió cerrando detrás de si la puerta de la habitación. 
Bajó las escaleras y comenzó a quitar todas las sábanas y bolsas que evitaban que entrara la luz normal del día. Revisó su reloj y apenas eran las 3:37 pm. Al haber quitado todas las de la sala se encaminó a la cocina y entrando vio el calendario que colgaba en la pared. 17 de mayo. Su madre había estado sobria desde el 1 de mayo, ultima vez que le había prometido que ahora si iba a cambiar, que iba a ir a sus reuniones, que todo mejoraría para ellos, cosa que por supuesto el sabia que todo era mentira, una muy linda mentira que sonaba a gloria pero nada más que eso, sin embargo también debía darle el mérito a su madre, 2 semanas y un poquito más era un nuevo record. Tal vez si lo volvía a intentar mañana lo lograría de verdad pensó Luis. Terminó de quitar las cobijas de las ventanas y se dispusó a arreglar la mesa. La limpió con desinfectante y limpió la cubeta. Justo cuando terminaba escucho ruidos arriba. Subió y llego hasta el baño donde su madre estaba aferrada al excusado. Lo miro y le abrió los brazos para que lo abrazara, Luis se acerco y la abrazo. La quería, la amaba. Tal vez fuese alcohólica y no cocinara demasiado bien y tampoco le gustara limpiar y fuese una simple cajera y oliese a vómito en estos momentos pero era su madre y ella no lo había abandonado como su padre y sus tíos y su hermano. Ella lo amaba y se esforzaba y el la amaba también. 

- ¿Estas molesto conmigo Luis? 


- No mamá. Ya limpie todo abajo. 


- Eres tan bueno… ya verás que todo estará bien, es la última vez Luisito en serio.

Luis la abrazo más fuerte y se preguntó si los sueños se hacían realidad porque si era así su único sueño era hacer a su madre orgullosa y sacarla de todos esos malos pensamientos que la enredaban en el vodka barato que él había botado por el drenaje hacía solo minutos. 

Relatos Sin NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora