Mañanas

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Danzaré sobre tus caderas. Haré una fiesta en el puente de tu nariz. Me columpiaré de tus senos y te haré llegar al firmamento. Beberé de tu espuma y sentiré como te encoges en ti. Escucharemos Aria Da Capo en las madrugadas frías de enero y la tocarás en un piano imaginario que existe sobre mi pecho. Te miraré a los ojos y suspiraré. Por alguna razón desconocida siempre llegas cuando el sol se esta poniendo y los grados centígrados comienzan a disminuir en la ciudad.

¿Cómo puede existir tanta belleza concentrada en un solo ser humano?

Besaré tus cicatrices y tus lágrimas. Ignoraré el nombre de él, aquel que aparece en la pantalla de tu teléfono cada vez que te llama y estas conmigo. Ignoraré también las marcas que te deja, que de vez en vez se te salga su nombre cuando es a mi a quien tienes adentro.

Hay noches donde tengo suerte y hablas. Hablas de tus puntos de vista, de tus opiniones, de tu vida. A veces sin darte cuenta me hablas de ti misma, de él, de tus sentimientos. Sueltas pequeñas frases que son como revelaciones. Aprendo más de ti y siento que te conozco. No bebes licores claros, solamente tomas ron y whiskey. Te gustan los perros pero no tienes ninguno. No sabes cocinar pero te encanta colocar esos programas sobre cocina a pesar de que no sepas diferenciar entre Blue, Saignat y Bien cuit.

Guardo celosamente esos conocimientos sobre ti, los tengo dentro como un valioso tesoro. Quisiera guardarte a ti también, que seas solo mía, que mas nadie te pueda tocar, que mas nadie te pueda hacer sonreír o llorar. Quiero ser aquel por el cual pierdas la cabeza, por el cual te calientes apenas te vea, por el cual lances suspiros a media mañana, cuando estas en la oficina sentada trabajando en la computadora.

Pero siempre existen las mañanas. Las mañanas en las que me levanto con el sonido de la puerta cerrandose, tu olor en mi piel y en las sabanas y el conocimiento incierto sobre si volveré a verte o si te habras perdido para siempre en un mundo demasiado lejano de mi. Aquel que existe cuando el sol brilla y la temperatura asciende.

Relatos Sin NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora