Montaña

2 0 0
                                        

Para la montaña el tiempo no existe. No hay años después de otros, estos no son más que efímeros segundos.

Abre sus ojos.

En la montaña el ruido de la ciudad no penetra.

Resguardada bajo el follaje inmenso que la cubre se yergue silenciosa.

Cierra sus ojos.

En ella solamente habita el frío y la desolación, la belleza etérea de la soledad y los sonidos de cada ser que vive en su interior.

Nubes heladas surcan su cima y los vientos traicioneros le dicen al intruso que debe retirarse.

La ciudad ya no hace ruido, una fina lluvia cae sobre sus restos humeantes.

Abre los ojos.

La montaña continua. Un temblor en la base de su ser le avisa que pronto vendrá un cambio, porque no hay inicio ni final.

La montaña es un dios, infinito ante el universo que hemos dejado.

Vuelve a cerrar sus ojos... Sabiendo que en cualquier momento los volverá a abrir.

M. Figuera

Relatos Sin NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora