Relatos Sin Nombre

Gritos en sus labios

Ella lo ve desde lejos. Lo ve primero que nadie. El ritmo cardíaco le aumenta. Siente como un sudor frío se le asienta en la nuca y la boca se le seca. Tiene que pasar por donde él está. Camina rápido, con la cabeza gacha y pretende ver la hora en su reloj para no tener que verlo a los jos. Choca contra alguien e inmediatamente sube la cabeza balbuceando una disculpa. Se encuentra con esos ojos negros como un abismo y esos labios que a gritos piden ser besados. Se queda en blanco. Él la agarra por los hombros y la quita del flujo de gente. Ella se mueve como un autómata, en blanco todavía.

- ¿Me estas evitando?

Cuando él habla, ella comprueba que, de verdad lo están pidiendo a gritos.

- No. ¿Por qué lo haría?

- Ni idea. ¿Entonces no lo estás haciendo?

- No.

Siente que el corazón se le saldrá por la boca. Ella quiere algo mas pero él nunca se lo ha dado.

- Vente conmigo. Salgamos de aquí.

No puede creer lo que acaba de decir pero ya lo dijo. Ruega a todos los dioses que conoce que por favor, la tierra se la trague ya mismo.

En el rostro de él se ve el asombro y luego se nota una sonrisa cálida.

- Mejor tu vente conmigo. Te sacare de aquí.

Se toman de la mano y atraviesan la puerta del recinto donde se encontraban.

- ¿A donde quiere ir mi amada doncella?

Ambos se ríen por la ridiculez. Entonces ella se pone seria y lo mira.

- A donde sea. A donde sea pero que tus ojos y tus labios estén allí.

Él la mira. Le peina un mechón de cabello que se le había salido y se encontraba delante de la oreja. Le sonríe.

- Tendría que ir hacia ti, porque donde quiera que tú estés estarán todos ellos... Y también estaré yo.

Ella cortó de tajo la distancia que los separaba y chocó sus labios contra los de él. Mientras se perdía en su boca pensaba que, por fin había callado los gritos de sus labios.