Bus

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Las gotas caían sin misericordia. El viento aullaba. Las calles se confundían en mi mente. Los asientos del colectivo ya comenzaban a perder su color, a volverse grises; un poco como las personas en su interior pensé con gracia. 

Teníamos 20 años cuando nos conocimos en uno de estos, claro que en aquellos tiempos no eran grises, sino iluminados como tus ojos. 

Recuerdo que se te había caído una carpeta y te bajaste. No te diste ni cuenta. Tuve que parar al bus con la excusa de que me había pasado la parada por que estaba dormido. Y te ví. Mirabas a todos lados y a tus manos con nerviosismo buscando el objeto faltante. 

Me acerqué y lo sostuve delante de ti. Me miraste como si acabase de salvar tu vida. Y ahí comenzó todo. 

Las llamadas, las salidas, los celos y las peleas. Los besos y los momentos de amor, ahí donde mi alma era tuya sin que yo pudiese frenarlo. 

Recuerdos fugaces que ahora se combinan y se comienzan a perder amor mío. 

Tú sentada en el patio trasero viendo como florecían los tulipanes. 

Tú quejándote por que el agua estaba demasiado fría y sin embargo seguías sacando la jarra de la nevera en vez de tomar del grifo. 

Tú en la cama descansando, durmiendo. 

Tú molesta.

Tú riéndote.

Tú y mil veces tú.

La luz de mi vida. Pero ya no estas. Te fuiste a donde no pude seguirte. Sin avisarme o dejarme una nota. Te recuerdo siempre. En la lluvia, en los autobuses... Y en esos tulipanes que implacables siguen floreciendo esperando por ti. 

Relatos Sin NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora