Capítulo 33

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Diciembre, 2022

Admito que estoy entre nerviosa y ansiosa por esta noche. Llevo una pollera negra tubo tiro alto, un top negro con tiras junto con un blazer gris oscuro y unas botas con tacón que me llegan hasta debajo de las rodillas.

Me dejé el pelo natural con las ondas, pero me hice un medio recogido con un broche. No me maquillé tanto porque de los nervios el delineado no me salía bien y me frustré, así que me puse una sombra y un buen rímel con rubor. En los labios sólo me puse un bálsamo con un suave color rojizo.

Ray me está llevando y le pregunté veinte veces si estaba seguro de que me veía bien para la ocasión, lo cual le causa gracia.

Mi primera cita con Eros.

—Quédese tranquila, señorita Hathor, está bellissima —dice cuando ve que mi pierna no deja de moverse.

¿Les dije que Ray es italiano, lectores? Muchos de mis fans hacen edits sobre él, lo que es gracioso para nosotros.

—¿Qué opinas de Eros? —le pregunto asomándome entre los asientos delanteros, él me ve de reojo.

—Es un buon hombre —dice tranquilo—. Muchas veces hablé con él, es de confianza.

—Sí, sí, eso lo sé —digo haciéndole un gesto con la mano de despreocupación por eso—. Lo importante es qué opinas de él conmigo.

—Se nota que lo traes pazzo, loco —traduce—, no deja de verte siempre, respeta tus tiempos y espacio, siempre quiere sacarte un sorriso —dice haciéndome sonreír a mí—. Siempre quiere verte bien y está atento por si necesitas algo.

—¿O sea que te gusta para mí? —él asiente.

—Sí, me gusta para ti —hago un ruidito de alegría y triunfo que lo hace reír—. Matthew era muy debole y Eros tiene una personalidad fuerte como la tuya para hacerte entrar en razón cuando hace falta, il che è difficile.

—¡Hey! ¡Eso último lo entendí! —le digo sacándole otra risa cuando golpeo con suavidad su hombro.

—Ya estamos cerca —dice haciendo que vuelva a mi lugar.

Veo que hay mucha gente, ya que es un lugar muy concurrido. Eros acordó con los de seguridad tener el piso de arriba para nosotros.

Me bajo del auto y hay muchas personas alrededor. Pero en cuanto mis ojos se posan en los de Eros es como si nadie existiera y sólo los rodeo sin dejar de verlo a él, como si no pudiera escapar de su mirada. No quiero hacerlo.

Ambos nos movemos entre la gente mirándonos, con un magnetismo que me envuelve y el sonido a mi alrededor se apaga. Como si mi cuerpo fluyera con él, conectados, aunque no me toque. Sólo existimos nosotros. El aire volviéndose más denso cada vez que nos acercamos más.

—Hola, muñeca —dice cuando está frente a mí.

—Hola —digo con mi corazón yendo a mil por hora.

Me mira de arriba abajo con tanto detenimiento que puedo sentir por dónde va su mirada a medida que sus ojos suben, subiendo mi temperatura corporal a medida que su mirada sube y un escalofrío me recorre cuando llega a mis ojos.

—Estás radiante... —le agradezco con la voz suave y afectada por su mirada.

Él va con un pantalón de vestir negro, zapatos negros y una camisa blanca mangas cortas dejándome ver sus tatuajes en los brazos, tiene los primeros botones desabrochados con una cadena, la que siempre utiliza.

—Tú vas tan atractivo como siempre... —digo suspirando y haciéndolo sonreír.

Coloca su mano en mi espalda baja y nos adentramos al lugar rodeados de mi seguridad, cuando entramos saludamos al dueño que nos da la bienvenida y nos desea una buena noche.

HATHORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora