Capítulo 34

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Entro a la casa de los padres de Aria para buscar a Pancho. Tiene visita médica con Eros para sacarle los puntos de la operación ya que lo castraron.

—¿Y Pancha? —le pregunto a Sasha que ríe por el nombre.

—¿Pancha?

—Lo castraron así que, de Pancho, pasó a ser Pancha —ella niega con la cabeza divertida y me dice que está en el patio para acompañarme a este.

—Así que Eros... —sonrío sabiendo que me iba a preguntar sobre eso—. No me lo esperaba.

—Yo sí —aparece el padre de Aria, Daniel, en el patio—. Su lenguaje corporal lo gritaba.

—Yo jamás lo noté —le dice su mujer.

—Entre hombres entendemos esa clase de lenguaje corporal, sin decir nada decimos mucho.

—¿Y por qué no me lo dijiste? —le digo yo.

—Porque él quería esperar a que dejes de gustar de mi hijo.

—¿Eso te dijo? —le pregunto y él niega.

—Con palabras no, sólo con señales —con Sasha nos quedamos mirando confusas y Dani ríe—. Lo mire y te mire para luego mirarlo a él con una sonrisa, él sonríe y te señalo con la cabeza sutilmente, como diciendo "dile" y él niega con la cabeza señalando a Matt y encogiéndose de hombros diciendo "le gusta tu hijo" y yo levanto mis cejas como diciendo "¿y qué tiene?" y él suspira metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón mientras frunce los labios y levanta las cejas, como diciendo "debo esperar, no me queda otra".

Nos quedamos mirándolo completamente pasmadas.

—Mira que yo me guío por el lenguaje corporal, pero eso fue otra cosa diferente —le dice su mujer y asiento en acuerdo.

—Nosotros nos entendemos —dice tranquilo su esposo, ella parpadea y da una pequeña risa para volver a verme a mí.

—¿Te gusta?

—Mucho —no dudo.

—¿Te hace feliz? —pregunta Daniel.

—Mucho —tampoco dudo.

—¿Sabe todo lo que implica salir contigo? Con respecto a la fama me refiero —aclara Sasha y suspiro asintiendo.

—La gran mayoría, sí, por eso aún no oficializamos públicamente.

—Lo están llevando con calma... —interpreta ella y asiento.

—Sí, pero en el fondo lo diría por todos lados ya mismo.

—¿A qué? —los tres nos volteamos al escuchar otra voz.

Matthew está parado en la puerta del patio viéndonos con cara confusa.

—A que está saliendo con Eros —le responde su padre.

Matthew me mira fijamente con el ceño fruncido.

—¿Ya está confirmado?

—No públicamente, así que agradecería que no metas la pata —le digo directa y él asiente con suma lentitud.

Los padres se despiden de mí para irse al tiempo en que busco la correa de Pancho para llevarlo al veterinario.

Cuando engancho la correa de Pancho a su collar, este se sienta moviéndome la cola enérgicamente. Me doy cuenta tarde que Matthew sigue en el mismo lugar que estaba.

—¿Podemos hablar? —me quedo mirándolo y asiento.

No le podemos negar siempre todo.

—¿De qué quieres hablar?

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