Capítulo 15

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Me quedo en la marca de siempre mientras con Catalina seguimos con la clase. Flor llegó hace unos minutos, pero se quedó callada.

—Debo atender esto —dice Catalina cuando la comienzan a llamar—. Terminamos por hoy.

Asiento y bebo un poco de agua antes de ir por mis cosas. Como ella me dijo, llevo una falda negra y una camisa blanca con zapatos negros, no me gustó tener que cambiar mi vestimenta por Catalina, pero por lo menos no se quejó de nada hoy.

—¿Cómo está Romeo? —me dice Flor y la ignoro—. ¿Le dolió mucho la noticia? Digo, es feo que alguien te traicione de esa forma —sigo ignorándola, pero aprieto la botella conteniendo la rabia—. Oh, ¿viste nuestro videoclip? Es fantástico y pega tan bien con la canción que todos amaron.

Confirmo que Catalina sigue en su llamada y antes de irme miro a Flor que me sonríe con suficiencia.

—Vas a lamentar cada día de tu vida haber lastimado a mi mejor amigo —le siseo de una forma que su sonrisa se borra—. Voy a destruir tu reputación de tal forma que me pedirás disculpas y me rogarás que me detenga —le susurro con rabia muy cerca de ella.

—Jamás... haré eso... —sonrío de lado y no dejo de verla, por más que ella intente desviar la mirada.

—No des por sentado algo que no ocurrió —no dice nada, ya no sonríe, sólo me mira callada—. Vuelves a meterte con los míos y te arruino la vida.

Cuando logro escuchar que Catalina corta la llamada, me alejo un poco y hablo más fuerte, pero disimulada.

—¿Por qué dices eso? —digo haciéndome la indignada y ella me mira confusa sin entender—. No puedes decir que nuestra maestra es una amargada infeliz —ella abre grande sus ojos y yo niego con la cabeza—. Que mal, no me esperaba que denigres de esa manera el trabajo de una de las mujeres más talentosas y reconocidas en el mundo.

Ella se quedó en shock y yo aguanto una sonrisa.

—¿Así que eso piensas? —volteo haciéndome la sorprendida y Catalina está enojada con los brazos cruzados mirando muy mal a Flor.

—¡Yo no dije eso!

—Lo lamento, no sabía que estabas escuchando, no quería causar problemas —digo apenada y Catalina me cree—, sólo no podía creer que Sol me diga esas cosas de usted.

—No te preocupes, Hat —es la primera vez que me llama por mi apodo—. Tú no hiciste nada, puedes irte —mira a Flor—. Y si tú piensas eso, entonces no vas a volver a pisar este lugar, ni a trabajar con nada que me represente.

Flor tiene la boca abierta, incrédula. Me mira, la mira a Catalina, me mira y gruñe hecha una furia.

—¡Yo no dije eso! ¡Ella lo inventó!

—Vi su cara de sorpresa cuando mi vio, sin saber que yo estaba aquí escuchando —dice Catalina—. No va a ser tan tonta para decir esas cosas en un tono que pueda escuchar.

—No me culpes de algo que yo no hice, Sol.

—¡Me llamo Flor! —dice exaltada—. ¡Y yo no dije eso!

—¡Deja de gritar! —demanda Catalina callándola—. Hat, vete —asiento y tomo mi bolso—. Y tú, vas a escucharme ahora.

Sonrío con suficiencia cuando le doy la espalda a Catalina para irme, guiñándole un ojo a Flor que no sabe qué más decir para que le crean. Me voy del lugar contenta.

Se va a arrepentir de haber hecho eso...

¿Ella se me burlaba? Pues que se burle cuando le llegue la demanda, porque me harté.

HATHORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora