Capítulo 43

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Mis caderas se mueven al son de la música mientras bebo agua con la respiración agitada por el ejercicio. Mis pies marcan el ritmo y leo el mensaje de Eros con una sonrisa cuando dice que me extraña.

I'm off my face, locked inside your prison, yeah. I'm off my face, your love is my addiction and I like to taste, yeah, I just can't resist it —canto en voz alta y decido mandarle la canción en respuesta a su mensaje.

Luego de unos minutos, su respuesta llega.


Eros: ¿Así que no te veré más?


Río por su respuesta ante la parte de la canción que menos atención debía darle. Decido mandarle un mensaje de voz.

—Concéntrate más en la parte que dice... —y canto a la par de la parte que suena por el gimnasio— You are the thing that I crave when it's hard to sleep at night. I'll do anything for you, so just tell me what you like.

Le mando el mensaje y no llego a bloquear el celular que comienzan a llamarme. Atiendo al ver quién es.

—¿Qué onda, Zaqui? —pregunto mientras vuelvo a estar frente a la bolsa de boxeo para terminar mi ejercicio.

Una mierda —su respuesta hace que mi puño quede en el aire, sin conectar con la bolsa por la sorpresa.

Me deja más confusa cuando escucho un ruido que me indica que está o estuvo llorando.

—¿Pero qué...? —pregunto con el ceño fruncido y más seria.

Es una mierda, todo esto de la fama, de no poder hacer nada en privado —escucho que se suena la nariz—. Ya no quiero nada de esto... —se queda callado y lo conozco, está llorando.

Zack es de esas personas que no hacen ruido cuando lloran. Lloran en silencio, es más fuerte que ellos el no hacer ruido para que nadie escuche.

—¿Dónde estás? —le pregunto tomando mis cosas, sabiendo que un amigo me necesita.

Me dice el hotel en el que se encuentra y me subo a mi auto para ir a su encuentro.


Estoy sentada en el suelo de una habitación de un hotel, con mi espalda pegada al borde de la cama, a mi lado está Zack en la misma posición mientras empina una botella de ron. Por teléfono me pidió si podía venir mientras precisamente venía hacia aquí, diciendo que era la única que podía entenderlo.

Pero aun no me dice nada.

Y yo respeto su toma de tiempo para poder largar lo que retiene.

—Conocí a una chica —comienza luego de un buen rato—, la más hermosa que conocí en mi vida —dice con media sonrisa—. Nos enamoramos.

—Amor a primera vista —susurro y él ríe negando con la cabeza.

—Para mí sí, yo le caí mal en un inicio —dice divertido con los ojos en la botella, recordando—. Me costó caerle bien.

—¿Es la chica misteriosa con la que por ahí te hacían fotos? —pregunto sabiendo poco del tema, él asiente.

—Nunca le gustó la fama, pero aprendió a aceptarla —en mi mente automáticamente aparece la imagen de Eros—. Pero no pudo hacerlo por mucho más.

—¿Por qué?

—Filtraron la vida de su familia de ella que no es una linda historia. Incluso le costó contármela a mí, imagínate su reacción cuando todos supieron quién era y al mismo tiempo filtraron toda su historia.

HATHORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora