HATHOR

Capítulo 35

Hathor:

Me desperezo en la cama y cuando toco a mi lado, no siento nada. Confusa, me siento con calma y volteo a mi lado para ver la cama vacía.

—¿Eros? —pregunto en voz alta y ronca por estar recién despierta.

Me tapo con la sábana al estar desnuda y me adelanto en la cama para ver si está en el balcón, pero nada. Hasta que voy a tomar mi celular en la mesita de noche y veo una bandeja y una nota.

—Me llamaron de la clínica porque un gatito llegó herido y debía operarlo de urgencia, lamento no poder quedarme, pero sé que lo comprenderás.

Sonrío más tranquila. Es verdad, jamás le diría nada por un motivo como ese. Si bien me hubiese encantado despertarme junto a él, realmente espero que ese gatito esté bien.

Abro la tapa de la bandeja y veo el desayuno listo. No me sorprende ver otra notita en medio.

—"Marlena, vinci la sera. Spogliati nera. Prenditi tutto quello che fa comodo e sincera. Apri la vela dai, viaggia leggera. Tu mostra la bellezza a questo popolo ed io.  Amore accanto a te. Baby accanto a te. Io morirò da re" —sonrío sabiendo lo que dice esta parte de la canción—. Morirò da Re de Måneskin —leo en voz alta lo que pone en la notita.

Me levanto para ir al baño y ducharme, cuando me miro en el espejo me quedo sorprendida por la imagen que obtengo.

Mis muñecas están marcadas sutilmente por las veces que me ató anoche, mi cintura tiene marcas al igual que mis caderas por sus manos, mi cuello tiene suaves marcas por sus besos al igual que mi pecho.

Me doy media vuelta y mi culo está bastante marcado, por las gotas de la vela y por sus manos, mis piernas también están marcadas por sus manos, la vela y sus besos.

Vuelvo a darme la vuelta y aunque quiera disimularlo, una sonrisa se dibuja en mi cara al tiempo en que me sonrojo completamente al darme cuenta que no me disgustan estas marcas.

—¿Desde cuándo te gusta que te marquen, zorra? —le digo a mi reflejo.

Desde que Eros llegó a tu vida.

Sé que mi conciencia tiene razón. Él me enseñó lo que realmente me gusta en el sexo y que no sabía que me gustaba tanto.

Luego de ducharme, voy en el auto escuchando la canción que él me dedicó esta mañana y cantándola contenta. Voy a mi casa sabiendo que Eros irá en cuanto termine porque le dije que me diga cómo sale todo y me respondió que salió todo bien.

—¿A qué se debe esa sonrisa? —me pregunta Romeo apenas llego a nuestro departamento.

—No seas metiche —le digo haciendo que ría.

—Mi amigo te trae como tonta.

—Y mi amiga te trae a ti como tonto —le retruco haciendo que deje de reír y se quede mirándome con los ojos entrecerrados.

—¿Sabes si le gusto? —su pregunta me deja sorprendida.

—¿Acaso ella te gusta? —suspira y luego de unos segundos asiente—. Ven, hablemos.

Dejo mi bolso en el sofá y tomo a Edén del terrario para dejarla en mis piernas cuando me siento en el sofá junto a mi mejor amigo que se coloca de costado con su brazo en el respaldar del sofá y apoyando su sien en su mano.

—Es temprano para decir que me gusta —comienza y asiento escuchándolo mientras acaricio la cabeza de Edén—. Pero me gusta.

Me quedo quieta y confusa, hasta que río con suavidad.