ғᴏʀᴛʏ ᴛʜʀᴇᴇ ♡

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La emoción que se supone que debía de vibrar en todo su cuerpo no se hallaba tan presente como había esperado. En el espejo podía apreciar el traje, su mente creaba las luces, la música y el baile. En su imaginación todo era perfecto, era tan magnífico y la alegría que gobernaba a los chicos no llegaba a ser compartida a sus emociones. Había algo que nacía en su estómago, recorría asquerosamente su garganta y culminaba en su boca, dejándole un horrible sabor. No le gustaba ese sentimiento, pero se había vuelto una costumbre.

Ya ni le importaba.

Jimin quito la mirada del espejo, dispuesta a borrar todos esos pensamientos. Busco en uno de sus cajones el maquillaje y empezó a aplicarlo corrector bajo sus ojeras. Su rostro lo cubrió con contorno y adorno sus mejillas con rubor, al verse quiso sonreírse para sí misma. Cerro sus ojos al rizarse las pestañas y en ese segundo pensó en la noche; no iba a ir con Yoongi como tanto había pensado, ni tomaría una lujosa limusina con Hoseok y Jake. Su madre era la que la llevaría y, si tenía mala suerte, la traería nuevamente, vigilando que no haga ninguna estupidez como tener que saltarse las comidas. Lamentablemente, su madre había notado la ausencia de muchos píqueos en su cocina, asumiendo que Jimin había vuelto a purgarse y a matarse de hambre como una tonta desesperada de atención. Por eso mismo estaría ahí presente para ver como su hija comía cada platillo que le ofrecieran.

La adolescente no sabía si se castigaba de esa forma por ansiedad o por la necesidad de verse bonita, solo sabía que no volvería a tener un cuerpo horroroso.

—Jimin, ¿Estas lista? —la pregunta de su madre la saco de sus pensamientos. Ambas conectaron miradas y la menor asintió con la cabeza. —Bien, te espero en el auto.

La menor ignoró su reflejo y se levantó para tomar un saco que lograra cubrir su camisa de manda larga, bien planchada y una corbata elegida para la ocasión. Una vez que las dos se hallaron en el auto mantuvieron silencio que fue acompañado con la música del momento. El ambiente era tenso, por lo que Jimin nada más deseo llegar lo más rápido a su fiesta de graduación para acabar con ese martirio. Quiso pasarse la graduación, pero su madre le había reclamado que ya había pagado y por un corazón roto no tiraría el dinero al tacho.

El camino fue corto, apenas el auto se detuvo, Jimin pareció saltar de este para alejarse. Era como si la mirada de su madre recorriera su cuello con púas para asfixiarla. Nuevamente, la chica negó, a la par que su madre se acomodaba el bolso.

—No vayas a olvidar el trato. —La mujer se había girado a ver a su hija para luego continuar con su camino, dando un firme sonido al momento que sus tacones chocaban con el suelo.

Jimin fue detrás de ella y tal y observo el ambiente. El salón era hermoso, las luces invitaban a un buen ambiente y la música se escuchaba desde la entrada. Muchas de sus compañeras presumían hermosos vestidos que cubrían sus hermosos cuerpos mientras que los chicos iban de etiqueta, con pantalones y camisas que se apretaban a la perfección a sus atributos. Como respuesta Jimin se cubrió más con su saco, se sentía tan insegura de estar ahí. Todos lucían hermosos, todos estaban tan felices que parecían olvidar el infierno que habían convertido su vida. Jimin en ese momento solo se sentía una gordita más en ese montón.

Sintió frío, ese frío que siempre se colaba en sus frágiles huesos cuando notaba el infierno por el que debía de pasar. 

La chica caminó detrás de su madre hasta la mesa donde estaban Hoseok y Jake hablando de cualquier cosa, mientras que sus padres parecían entretenidos en observar lo que estaba sucediendo a su alrededor. Varias personas observaron cuando Jimin llego y la joven sintió como todos esos ojos parecían querer quitarle sus prendas para exponer sus imperfecciones al ojo público. Jimin negó a los pensamientos intrusivos y se dedicó a saludar a sus dos amigos con una sonrisa. No tardaron en caer en charlas donde daban un punto crítico de la vestimenta que estaban usando algunas chicas y los trajes sin esfuerzo de algunos hombres. Hasta ese segundo solo podían detallar el traje llamativo del presidente de su clase que había ido a la pista de baile con su enamorada. 

𝐂𝐎𝐃𝐈𝐆𝐎 𝐌𝐘𝐆𝟎𝟗𝟑 || 𝐘𝐎𝐎𝐍𝐌𝐈𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora