𝐂𝐎𝐃𝐈𝐆𝐎 𝐌𝐘𝐆𝟎𝟗𝟑 || 𝐘𝐎𝐎𝐍𝐌𝐈𝐍

ᴛᴡᴇɴᴛʏ ᴛᴡᴏ ♡

Fue difícil para Yoongi convencer a su padre que le permita regresar a la escuela. Según Namjoon lo veía como algo estúpido y en ese momento no tenía la cabeza para pensar sobre si Yoongi debía o no debía de ir a estudiar cosas que ya estaban programadas en su cabeza. Había corrido otra semana más desde que se habían topado con Jimin en la puerta de su hogar y aún recordaba el tono gélido que utilizó su creador para hablar de dicha persona. Por los mensajes le decía a Park que seguía vivo y que no se preocupe de más por él, pues ya pronto se volvería ha topar.

Dicho y hecho, puesto que entendió que la respuesta no llegaría así que una mañana, luego de asegurarse que su carga esté completa, tomo la maleta ordenada la noche anterior y le pidió a su chofer que caliente el auto para ir a la institución educativa. Aviso a los responsables del hogar, obtuvo una respuesta de neutralidad respecto a su decisión que a sus ojos no fue impedimento para cerrar la puerta y entrar al auto. Según MYG093, no estaba interrumpiendo algo que no deba de hacer, estaba cumpliendo su función de comprender el sentir de los humanos, así que no había porque escandalizarse sobre su travesura.

Había decidido no comentarle nada a Jimin porque cuando llegara esperaba ver su respuesta genuina. Extrañaba oírle, hablarle y saber qué es lo que se pasaba por su cabeza. Por eso al momento que el auto freno salió más emocionado de lo que debía. Una vez que se despidió y agradeció tal y como debía se adentró en el edificio al que iba a gastar batería y analizar el brillo en los ojos de Jimin. Unos pocos al verlo lo saludaron, mencionando que hace tiempo que no se le había visto por ahí. No daba excusas por no querer perder el tiempo; por primera vez hubo algo extraño que lo recorría ante la idea de tener que subir tres pisos para ver a quien tanto había esperado.

Al momento de ingresar a su aula pudo escuchar las suaves cuerdas de una guitarra acústica irse moviendo tal ritmo que se formaba un punteo perfecto, aunque había ciertos cortes que pausaban la melodía y la hacían sonar extraña. Dejo su mochila al lado del sitio de Park y se dirigió al fondo del aula, consumido por la curiosidad. Grande fue su sorpresa al momento de ver a quien tanto había añorado sentada con su mirada puesta en la forma en la que sus dedos se iban moviendo por los trastes de la guitarra. Yoongi pensaba que se veía adorable con esa casaca de color rosa suave y un diseño de corazones junto a un pantalón de jean rasgado que le daba un aspecto un poco más rudo. Su cabello lo había recogido una coleta, adornado con un tierno lazo también color rosado y en medio de la camiseta negra se podía apreciar el collar de aros de lata que solía portar de vez en cuando junto al regalo que le dio en su cumpleaños.

— Nunca me contaste que te gustaba tocar la guitarra. — soltó luego de un largo silencio de apreciación.

Jimin sintió como su cuerpo se había congelado de momento a otro, creyendo que había sido su imaginación. Levanto la mirada con un pequeño temor de estar atrapada en un sueño que jugaba con su realidad, nuevamente se había quedado hasta tarde terminando unos asuntos escolares y era normal ponerse a imaginar cosas. Extendió su mano con un presente temblor, suplicando que al momento que Yoongi la tome no desaparezca y amanezca con un presente temor.

Nada de ello paso, todo lo contrario. Yoongi recibió su mano con cuidado y le regalo una pequeña caricia mientras que su sonrisa se daba a ver. — Te extrañé, Jimin.

Con sumo cuidado, Jimin dejo la guitarra a un costado y se levantó para abalanzarse sobre el chico. Rodeo su cuello y apoyo su mentón en el hombro ajenos. Era real, ahí estaba su chico, abrazándola y acariciando sus cabellos como tanto le gustaba hacerlo. La sensación de estar segura luego de haber pasado por un periodo de confusión la tranquilizo de una manera que la presencia ajena solo sabía hacerlo. Ella sabía que recibía mensajes a diario de Yoongi y mantenían sus llamadas de tres horas, pero no era lo mismo hablar por un celular a tenerlo cara a cara; cuando estaban en forma virtual sentía que conversaba con un ente artificial que estaba programado a responderle.