Campamento Desventura el libro

Capítulo 23 Habilidad y destreza

Al medio dia el grupo femenino regresó con rostros decaídos arrojando los zapatos y recostarse sobre las acolchonadas montañas de hojas. En cambio con Lil y Ashley que preferían aprovechar sus horas de luz; haciendo trampas para peces; con ramas, sogas, pinchos, piedras de río, colocadas en las corrientes del agua dónde pasa a orillas de los nacimientos.
Con un poco de descanso y sintiendo la atracción de las actividades de sus otros compañeros, optaron con acompañarlos y aprender un poco de esos intrigantes arcos de madera. La dulce modelo tomó un arco y algunas flechas; corregida en muchos aspectos, al ser la primera vez en usar dichos instrumentos de caza, los retos podían mejorar con el apoyo de su nuevo instructor. En cambio con Amy que sus experiencias cazando en las bastas tierras de Australia; un bosque de Canadá no era difícil, con una ligera falla en la puntería podía alcanzar las orillas de los sacos, así como demostrar coraje y perseverancia en competir con el mariscal de campo, -ese par siempre se la pasan compitiendo o haciendo el ridículo con sus pleitos por cualquier cosilla.- con una lanza gruesa: usada cuál garrote de policía que golpeaba los troncos de los pinos.
Hasta para Grett que se vio animada en descargar su ira interior sobre las molestas hierbas que rodeaban su espacio de descanso, usando un machete; que por falta de fuerza en sus brazos y poca condición física, solo daba cortes débiles pero útiles como terapia espiritual -segun Ginny.-

Su energía y entusiasmo al ser una actividad al aire libre, y más aún cuando tienen a sus amistades por un lado haciendo el mismo intento, les daba una mejor confianza en practicar. Una hora había pasado desde que regresaron las chicas, y para Aron al no sentir un progreso comenzaba a fastidiarse en si mismo -segun a su propio punto de vista.- aunque para Tom y sus camaradas se hacía exagerar.
-¡Demonios! -grito mientras lanzaba con fuerza su jabalina-. Estoy hasta el tope de mi paciencia. Es increíble que llevo casi cuatro horas y toda vía no puedo atinar al centro con ¡este estúpido arco!

Un berrinche que le pareció gracioso al experto que con tranquilidad y una mente fuerte, dijo:

-No tienes porque desesperarte. Si te fijas todos estamos aprendiendo, no es como si solo hoy fueran a practicar.
Cada uno tiene fortalezas y debilidades, así que para mejorar debes de aceptar tus errores y trabajar en ellos.

-Pero ¿cómo puedo hacerlo? Se supone que soy un atleta profesional, que soy yo; quien da el ejemplo de...

-Okey, mira, nadie logra estás habilidades de la noche a la maña, si tú intención es dar un ejemplo ¿qué te parece si yo mismo se los doy?

Dirigiéndose al campo de tiro, tomó un arco y flechas. Todos se detuvieron al instante para contemplar con grandes expectativas a un verdadero experto.
Su mirada fija, ojos agudos, posición firme que al momento de tensar las cuerdas también tensaba su abdomen y brazos, -un espectáculo para Jake que no le quitaba la vista de sus abdominales.-, una respiración relajada y profunda, y de repente ¡las flechas salían disparadas con tal velocidad y fuerza que apenas y se escuchaban cuando traspasanban el aire hasta impactar con los señuelos! Aplausos, gritos eufóricos y algunos sentían que sus ojos no podían cerrarse ante la sorprendente destreza.

-Ahora lo vez, si yo puedo, tú también podrás hacerlo.

-Para ti es fácil, seguro y llevas años haciendo esto...

-No te creas, a menudo yo suelo usar otras cosas para mis trabajos. Déjame decirte que lo que te falta, no es fuerza; más bien sería paciencia y técnica.

-Prefiero usar mis puños y estos brazos que envidian los dioses griegos, -dijo con orgullo y besando a cada bíceps-, no creo que necesite mucho trabajo para derribar a alguien como tú.

-¿Te gustaría probar?

-¡Yo no lo intentaría hermano, él si sabe dar golpes bien duros! -grito Royer, quien recordaba como perdió en el lago.