Capítulo 19 Cuento y lluvia

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De regreso al campamento ninguno de los dos sentía o podía tener la fuerza de hablar de lo que pasó. Con cada paso que daban; la sensación de ser perseguidos presionaba con cada crujir de las ramas y hojas secas.
Al momento de llegar las miradas preocupadas y otras sorprendidas de ver a ambos jóvenes llenos de mango y basurita pegada al cuerpo.

-Tom ¿Que pasó? -interrogó Lil, sintiendo un mal presentimiento de ver qué ninguno dijo nada.

El grupo de campistas se reunieron a un lado del horno para encontrar un poco de calor, pues el frío comenzó a internarse en sus refugios y la intriga de saber que les sucedió los dejaba con ganas de escuchar a Jake.
Sus nervios de recordar lo acontecido hace tan solo una media hora; cada palabra temblorosa y divagando de las posibilidades de encontrar un animal de semejante furia.

-Estaba tan cerca, que Tom y yo podíamos sentir su repugnante aliento; uno muy asqueroso, casi sentí que nos haría vomitar.

Si no fuera por qué Tom supo cómo escondernos... talvez no estaría aquí contando este, aterrador encuentro.

Cada uno no sabía cómo responder o que opinar, si bien se encontraban en una "zona segura" al sentir; un riesgo que tiene toda la probabilidad de aparecer cuando estén dormidos, los dejaba atónitos y con la necesidad de regresar a sus viejas cabañas -por lo menos ahí si tendrían un refugio más resistente- Una brisa de viento helado acariciaba su piel, los ruidos de las ramas rompían el silencio y los cantos de las aves se difuminó en la tarde.
Acomodando sus pesados bancos de madera, preferían permanecer en un círculo de compañía con los demás y sintiendo el calor y aroma de los guisos de Míriam.

Escuchar el relato de Jake la dejaba con más preguntas que respuestas, aprovechando que sus compañeros se mantenían en un solo lugar, Lil se mantenía firme y con la mente abierta; saber a detallé y escuchar a Tom podría brindar un punto de vista diferente.

Tomando las ramas gruesas que cortaron en la mañana, con sus cuchillos daban cortes y acertando para darles forma, punta y balanceo estructural para forjar flechas, lanzas y ballestas. Unos minutos de silencio se hacían presentes en lo que construían sus eco-armas; hasta que Tom, soltó un fuerte y profundo suspiro para decirle...

-Esta mañana, no pude imaginarme algo de tal magnitud. Sabía que algo así pasaría tarde o temprano, pero nunca llegué a contemplar que...

-Tom, no es tu culpa. Hiciste todo lo que pudiste, sabemos muy bien que cuando son peligros de la naturaleza, no podemos hacer mucho. -colocando su mano sobre el hombro del chico, para brindarle apoyo y un poco de gentileza.

-Lo sé. Solo que... tube miedo. No por mi, si no porque estaba acompañando. ¡Dios! Debiste ver su rostro; estaba aterrado y sus ojos llenos de lágrimas.

Sentir que estás en peligro es muy diferente a ver a alguien que te importa, aterrado y tratando de refugiarse contigo, aún si... Se supone que yo debo de guiarlos, protegerlos y está vez sentí miedo por Jake.

No me importa si yo tuviera que enfrentar lo solo, sé que cualquier peligro lo afrontaré, para eso me entrenaron.

-Nadie nos prepara para ver a personas inocentes ser afectadas por los peligros que nos rodean. Tom, no podemos controlar todo, solo para ver a quienes queremos ser felices.

Pero podemos cambiarlo si no lo proponemos.

-Debió ser algo que es posiblemente peligroso -enterrando su cuchillo con fuerza en uno de los troncos- tendré que regresar a la cueva.

-¿Es encerio? -pregunto con un tono serio y parando de tallar la madera-. ¡Acoso no te quedó muy en claro! La última vez casi morimos y no hace falta recordarlo.

Campamento Desventura el libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora